Quienes hacemos mediación virtual de lectura, somos como los artistas urbanos que llevan su sala itinerante a diferentes lugares repletos de gente. Desde Facebook, Instagram, Twitter, YouTube o TikTok, iniciamos nuestra estrategia amorosamente planeada desde la soledad. Sabemos que muchas personas simplemente pasarán por nuestras publicaciones, fotos o videos. Algunas encontrarán un momento de entretenimiento y aprendizaje, pero luego seguirán su camino. La lectura puede que no esté en sus prioridades de entretenimiento, y está bien. Sin embargo, otras personas se quedarán perplejas frente a nuestras maromas virtuales. Se reirán con nuestros videos, se asombrarán con nuestro contenido y hasta comentarán, porque les parece significativo establecer un diálogo con nosotras, las personas que realizamos estas publicaciones virtuales. Nuestra constancia virtual acostumbrará a las personas a regresar. Ya saben que en nuestra cuenta se habla de libros de una forma que les encanta. Estará...
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