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Mostrando las entradas de 2019

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"Nocturno en que nada se oye", Xavier Villaurrutia

"Nocturno en que nada se oye", Xavier Villaurrutia En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte en esta soledad sin paredes al tiempo que huyeron los ángulos en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre para salir en un momento tan lento en un interminable descenso sin brazos que tender sin dedos para alcanzar la escala que cae de un piano invisible sin más que una mirada y una voz que no recuerdan haber salido de ojos y labios ¿qué son labios? ¿qué son miradas que son labios? Y mi voz ya no es mía dentro del agua que no moja dentro del aire de vidrio dentro del fuego lívido que corta como el grito Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro cae mi voz y mi voz que madura y mi voz quemadura y mi bosque madura y mi voz quema dura como el hielo de vidrio como el grito de hielo aquí en el caracol de la oreja el latido de un mar en el que no sé nada en el que no se nada

"Amor", Salvador Novo

"Amor", Salvador Novo Amar es este tímido silencio cerca de ti, sin que lo sepas, y recordar tu voz cuando te marchas y sentir el calor de tu saludo. Amar es aguardarte como si fueras parte del ocaso, ni antes ni después, para que estemos solos entre los juegos y los cuentos sobre la tierra seca. Amar es percibir, cuando te ausentas, tu perfume en el aire que respiro, y contemplar la estrella en que te alejas cuando cierro la puerta de la noche.

"No aquel que goza frágil y ligero", Jorge Cuesta

"No aquel que goza frágil y ligero", Jorge Cuesta No aquel que goza, frágil y ligero, ni el que contengo es acto que perdura, y es en vano el amor rosa futura que fascina a cultivo pasajero. La vida cambia lo que fue primero y lo que más tarde es no lo asegura, y la memoria, que el rigor madura, no defiende su fruto duradero. Más consiente el sabor áspero y grueso, el color que a la luz se desvanece, la materia que al tacto se destroza. Y en vano guarda su variable peso el árbol y su forma se endurece, y el mismo instante se revive y goza.

"Pausas II", José Gorostiza

"Pausas II", José Gorostiza No canta el grillo. Ritma la música de una estrella. Mide las pausas luminosas con su reloj de arena. Traza sus órbitas de oro en la desolación etérea. La buena gente piensa —sin embargo— que canta una cajita de música en la hierba.

"Dédalo", Jaime Torres Bodet

"Dédalo", Jaime Torres Bodet Enterrado vivo en un infinito dédalo de espejos, me oigo, me sigo, me busco en el liso muro del silencio. Pero no me encuentro. Palpo, escucho, miro. Por todos los ecos de este laberinto, un acento mío está pretendiendo llegar a mi oído... Pero no lo advierto. Alguien está preso aquí, en este frío lúcido recinto, dédalo de espejos... Alguien, al que imito. Si se va, me alejo. Si regresa, vuelvo. Si se duerme, sueño. —«¿Eres tú?», me digo... Pero no contesto. Perseguido, herido por el mismo acento —que no sé si es mío— contra el eco mismo del mismo recuerdo, en este infinito dédalo de espejos enterrado vivo.

"Deseos", Carlos Pellicer

"Deseos", Carlos Pellicer Trópico, para qué me diste las manos llenas de color. Todo lo que yo toque se llenará de sol. En las tardes sutiles de otras tierras pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol. Déjame un solo instante dejar de ser grito y color. Déjame un solo instante cambiar de clima el corazón, beber la penumbra de una cosa desierta, inclinarme en silencio sobre un remoto balcón, ahondarme en el manto de pliegues finos, dispersarme en la orilla de una suave devoción, acariciar dulcemente las cabelleras lacias y escribir con un lápiz muy fino mi meditación. ¡Oh, dejar de ser un solo instante el Ayudante de Campo del sol! ¡Trópico, para qué me diste las manos llenas de color!

"Un pájaro", José Juan Tablada

"Irradiador estridencial", Manuel Maples Arce

"Caminos paralelos", Vicente Huidobro

"El sueño", Jorge Luis Borges

"El sueño", Jorge Luis Borges Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué, si te despiertan bruscamente, sientes que te han robado una fortuna? ¿Por qué es tan triste madrugar? La hora nos despoja de un don inconcebible, tan íntimo que solo es traducible en un sopor que la vigilia dora de sueños, que bien pueden ser reflejos truncos de los tesoros de la sombra, de un orbe intemporal que no se nombra y que el día deforma en sus espejos. ¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño, del otro lado de su muro?

"Vieja llave", Amado Nervo

"Vieja llave", Amado Nervo Esta llave cincelada que en un tiempo fue, colgada, (del estrado a la cancela, de la despensa al granero) del llavero de la abuela, y en continuo repicar inundaba de rumores los vetustos corredores; esta llave cincelada, si no cierra ni abre nada, ¿para qué la he de guardar? Ya no existe el gran ropero, la gran arca se vendió; sólo en un baúl de cuero, desprendida del llavero, esta llave se quedó. Herrumbrosa, orinecida, como el metal de mi vida, como el hierro de mi fe, como mi querer de acero, esta llave sin llavero ¡nada es ya de lo que fue! Me parece un amuleto sin virtud y sin respeto; nada abre, no resuena… ¡me parece un alma en pena! Pobre llave sin fortuna …y sin dientes, como una vieja boca; si en mi hogar ya no cierras ni abres nada, pobre llave desdentada, ¿para qué te he de guardar?

"La duquesa Job", Manuel Gutiérrez Nájera

"La duquesa Job", Manuel Gutiérrez Nájera En dulce charla de sobremesa, mientras devoro fresa tras fresa, y abajo ronca tu perro Bob, te haré el retrato de la duquesa que adora a veces al duque Job. No es la condesa de Villasana caricatura, ni la poblana de enagua roja, que Prieto amó; no es la criadita de pies nudosos, ni la que sueña con los gomosos y con los gallos de Micoló. Mi duquesita, la que me adora, no tiene humos de gran señora: es la griseta de Paul de Kock. No baila Boston, y desconoce de las carreras el alto goce y los placeres del five o'clock. Pero ni el sueño de algún poeta, ni los querubes que vio Jacob, fueron tan bellos cual la coqueta de ojitos verdes, rubia griseta, que adora a veces el duque Job. Si pisa alfombras, no es en su casa; si por Plateros alegre pasa y la saluda madam Marnat, no es, sin disputa, porque la vista, sí porque a casa de otra modista desde temprano rápida va. No tiene alhajas mi duquesita, per

"Marcha triunfal", Rubén Darío

"Marcha triunfal", Rubén Darío ¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines, la espada se anuncia con vivo reflejo; ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines. Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes, los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas la gloria solemne de los estandartes, llevados por manos robustas de heroicos atletas. Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros, los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra, los cascos que hieren la tierra y los timbaleros, que el paso acompasan con ritmos marciales. ¡Tal pasan los fieros guerreros debajo los arcos triunfales! Los claros clarines de pronto levantan sus sones, su canto sonoro, su cálido coro, que envuelve en su trueno de oro la augusta soberbia de los pabellones. Él dice la lucha, la herida venganza, las ásperas crines, los rudos penachos, la pica, la lanza, la sangre que riega de he