Quienes hacemos mediación virtual de lectura, somos como los artistas urbanos que llevan su sala itinerante a diferentes lugares repletos de gente. Desde Facebook, Instagram, Twitter, YouTube o TikTok, iniciamos nuestra estrategia amorosamente planeada desde la soledad.
Sabemos que muchas personas simplemente pasarán por nuestras publicaciones, fotos o videos. Algunas encontrarán un momento de entretenimiento y aprendizaje, pero luego seguirán su camino. La lectura puede que no esté en sus prioridades de entretenimiento, y está bien.
Sin embargo, otras personas se quedarán perplejas frente a nuestras maromas virtuales. Se reirán con nuestros videos, se asombrarán con nuestro contenido y hasta comentarán, porque les parece significativo establecer un diálogo con nosotras, las personas que realizamos estas publicaciones virtuales.
Nuestra constancia virtual acostumbrará a las personas a regresar. Ya saben que en nuestra cuenta se habla de libros de una forma que les encanta. Estarán pendientes de nuestras publicaciones y, cuando sepan que habrá una transmisión en vivo, se conectarán para platicar en tiempo real.
También sabemos que hay personas pendientes de nuestro contenido, pero que por naturaleza, son tímidas. Lo más que realizarán será un clic en "Me gusta". Quizás nunca compartirán algo y menos se dialogarán en las transmisiones, aunque sí estarán mirando el programa con mucha alegría.
Al igual que los artistas urbanos, necesitamos paciencia, constancia y mucha creatividad para adecuar nuestras propuestas a la comunidad a la que llegamos. Tal vez en Facebook encontramos a personas de nuestra edad y es cómodo realizar alguna actividad lectora. Sin embargo, un día llegamos a TikTok y miramos con asombro el acelere juvenil. Sentimos que ahí no tenemos cabida porque es otro lenguaje, otros gustos, otras modas.
Pero la tenacidad es una buena maestra. El impulso de promover la lectura es más fuerte que cualquier plataforma o comunidad. Ingresamos sin miedo todos los días a mundos virtuales desconocidos para, a la primera oportunidad, comentar que las historias aladas o escritas también satisfacen nuestro espíritu. Ahí vamos, saltimbanquis de las letras, viajando por diferentes comunidades para contagiar nuestro amor por ellas.
Que el poder transformador de la lectura nos acompañe en todos nuestros intentos por promoverla. No dejemos que el desánimo se apodere de nuestra voluntad. Llevemos nuestras prácticas itinerantes a todos los rincones virtuales que podamos alcanzar.
Unidxs en esta misión, marcaremos la diferencia.
Realmente la virtualidad es todo un mundo. Ofrece libertad y la posibilidad de plasmar ideas. Además llegas a gente de otras latitudes. Las conoces, te conocen. Me gusta aunque soy de la generación x me he ido adaptando. Me gusta facebook más que las demás redes. Un abrazo 🤗
ResponderBorrar¡Hola Ticitil! Muchas gracias por tu comentario. Tienes mucha razón, es la primera vez que podemos experimentar en carne propia un concepto llamado "ubicuidad", la capacidad de estar en dos o más lugares al mismo tiempo. Yo creo también que hay muchas opciones y siempre es mejor comenzar con la que nos sentimos cómodas. Si algún día tenemos curiosidad, experimentaremos. Si no, no pasa nada. ¡Va otro abrazo de regreso!
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