Ir al contenido principal

Tiempo de lectura

L9. "La guardiana del Morro", Adolfo Chuc Chuc | Narraciones mayas de Campeche

Arte digital generado desde Ideogram AI

Nuestra charla será el viernes 14 de junio de 2024 a las 20:00 hrs., por Facebook Live

Narrado por Adolfo Chuc Chuc, de 94 años, originario de Seybaplaya, Champotón, Campeche

Versión castellana

La guardiana del Morro

César: Me decía hace un momento que conoce un cuento sobre el masan balá.1  ¿O cómo es?

Adolfo: Sí.

César: ¿Me lo puede platicar? Ya puede comenzar a platicarlo.

Adolfo: Es ahí en ese lugar, de la gente antigua, ahí había un pescador. Esa persona que andaba pescando arponeó al pez, a la manta raya, la atravesó con su arpón. Pero, ¿qué pasó? Él ya venía de regreso, pero, a esa persona ya le habían advertido cuando salió del lugar donde vivía, que se cuidara. Porque el lugar donde iba a cruzar tenía su guardián. El guardián de las cosas de allá, está en el Morro.2  Ahí están los guardianes. Entonces le habían dicho que no se le ocurriera hacerle daño a ese pez, a la manta raya, porque en una de esas y ahí quedaba. Desgraciadamente, cuando arponeó a la raya, el guardián del Morro lo vio. Y aquella persona se convirtió en estatua, ¿sabes? También la raya que había arponeado se convirtió en piedra, se convirtió en una estatua también, igual que el pescador. Y él se hundió, se hundió, todo a causa del guardián del Morro. Porque allá, cualquiera que cruce en la orilla, ahí queda.

César: ¿Quién es el guardián?

Adolfo: Una anciana, una anciana. Su nombre es… el nombre de esa anciana es… ¿cómo se llamaba esa cosa? Se me olvidó el nombre de esta anciana.3  Pero bueno, ella no puede abrir su prisión, aunque sí hay forma de abrirla. Es como una persona normal, pero tiene poder para causar mal, ella, la anciana. Corre debajo de la tierra porque a ella para eso la trajeron a este mundo. Esa anciana se comía a las personas. Esta mujer salía de noche, pedía posada en las afueras del pueblo, en la primera casa. En la primera casa, ahí pedía posada. Entonces, más o menos así como tú vienes ahorita, si me hubieras pedido posada, yo te hubiera dicho: “¿Por qué no? Te puedes quedar aquí.” Así pasaba con aquella mujer. Pero esa mujer era maligna. Entrando la noche, en donde hubiera pedido posada, ¡pues qué! le hacía daño al dueño de la casa donde se quedaba. Cuando salía de la casa, lo agarraba y se lo llevaba.

César: ¿A dónde se lo llevaba?

Adolfo: Ahí al Morro. Ahí se los llevaba. Así pasaba, así pasaba una y otra vez. Entonces cuando se dieron cuenta las autoridades, ya habían desaparecido algunos. Dos, tres casas, ya no tenían dueño. Y se preguntaron: —¿Y qué fue de los dueños de estas casas? Entonces, en ese tiempo, trajeron a un Jmen. Y dijo el Jmen:

—No—dijo—, esa persona a la que cada vez le dan posada, ella se los come, ella se los lleva allá al Morro.

Entonces, le preguntaron al Jmen:

—¿Y cómo es que se los come?

—¿Cómo que cómo se los come? Pues hace que las personas tengan que salir al patio. Ella hace que les dé diarrea a las personas. Por eso tienen que salir, salir a defecar al patio, ah sí, y ahí los agarra y se los lleva.

Entonces le dijeron al Jmen:

—¿Qué se puede hacer para que deje de comerse a las personas?

—Pues qué más, tiene que ser encantada.

Le preguntaron al Jmen si él lo podía hacer, y dijo que sí lo haría, sí lo haría. Y le dijeron:

—Pues está bien, qué bueno que sí lo harás. Cuando vengas nos avisas de qué manera le vas a hacer para encerrar a la anciana.

Y el Jmen dijo:

—Pues hombre, necesito como unas cuatro personas.

El Jmen tenía que llevar a esas cuatro personas ahí, y también tenía que comprar licor para la señora, para la anciana. Ahí se iban a emborrachar. Cuando ya estuviera muy borracha la mujer, ahí es cuando la agarrarían, para someterla. El Jmen ya había sometido a la mujer, así que en ese momento la agarraron. Esa fue toda la labor que hizo el Jmen. El camino donde andaba la anciana, ese camino… bueno, donde andaba bajo la tierra, era un camino. Yo no sé si sea cierto, pero hay uno en el Morro, hay una cueva ahí, así de grande. Está grande, ahí entran las personas, y así te vas, te vas. Dicen que hasta ahora ahí está, incluso ahora. Ahí podías ir debajo de la tierra. Allá llevaba a la gente para comérsela. Y en cada lugar, en cada lugar… bueno, tenía lugares destinados para eso, a un lugar le había puesto como nombre traki ma’ax, a otro lugar pol yuk

César: ¿Qué es pol yuk?

Adolfo: Es la cabeza de un venadito. Pues en cada lugar, ahí se iba a comérselos. Pues ahí vivía, lejos, recorría un perímetro de hasta cinco leguas, hasta allá llegaba ella, y le ponía nombres a todos los lugares. Mientras tomaba el licor, le iba platicando sobre todos esos lugares al Jmen. Y el Jmen le dijo a las personas que habían ido con él: “Tal lugar se llama así y tal lugar se llama así”. Las personas que llevó el Jmen relataron qué pasó, y cómo le había pasado eso a la anciana, y cómo se perdía le gente de este pueblo. Así estuvo eso, e hicieron… bueno, por eso llevaron a esas cuatro personas, para que escucharan cómo estuvo, y cómo se comía a la gente de este pueblo. Así fue como la bruja le dijo todo al Jmen.

Cuando volvió en sí la mujer, ya la habían encantado, la apresaron con unos barrotes de fierro. Esos fierros que dicen, desde que yo era niño existían, y todavía existen, todavía existen, allá están los fierros. Era sólo el espectro de la mujer lo que causaba los accidentes allá. Hundía las lanchas que pasaban cerca de la orilla, sí. Así pasaba. De antes hasta temblaba el Morro. De antes temblaba el Morro, pero hoy ya no tiembla.

César: ¿Qué es el Morro?

Adolfo: El faro, sí: es la luz la que temblaba. Así quedó encantada esa mujer. Pues quedó encantada, hasta ahora, así se acabó. Hasta ahora, y así se acabó.

César: ¿Todavía está la mujer ahí?

Adolfo: Ah, pues todavía ahí está. Hasta que se acabe el mundo verá Dios a cuántas personas se llevó. Ahí se darán cuenta de cuántas personas se llevó. Así es eso, ésa es la historia, sí.

César: ¿Hasta ahora se hunden las lanchas?

Adolfo: No, ahora no, eso ya se acabó. Desde que la encantaron se acabó, dejó de hundir las lanchas. Ese lugar no es el único, hay otros. Bajo del agua está la evidencia de cuántas personas se comió. Pero como ahí está alta el agua, allá no baja el agua, pues no se ve. Pero eso sí lo vieron, vieron qué fue lo que le pasó a aquella persona, sí.4 

César: ¿Y el mar, tiene dueño?

Adolfo: Sí tiene, sí tiene dueño.

César: ¿Sí me lo platica?

Adolfo: Pues el dueño no es nadie más que Dios. Él es el dueño. Él es el que manda. ¿Sabes por qué? Porque el mar no puede entrar más aquí en la tierra. Ahí se queda, ahí se queda. Por más fuerte que sea el mar, no puede pasar de la línea que le marcó Dios, ahí se queda. Eso Dios lo dispuso. ¿Sabes por qué? Porque el mar quería mandarse solo. Quería tomar un palmo de tierra todos los días,5  pero le dijeron “No”. Dios le dijo:

—Eso que estás pensando, no puede ser.

Y dijo entonces el mar:

—Bueno, ya que no me das permiso para eso, entonces déjame llevarme a una persona todos los días.

Entonces Dios le dijo:

—Ese palmo de tierra que quieres tomar a diario, todos los días un palmo de tierra, si quisieras avanzar un palmo todos los días, inundarías toda la tierra.

—Bueno, pues hagamos otro trato. Quiero que me des a uno a diario, una persona todos los días.

El mar fue el que le pidió a Dios que le diera a alguien diariamente. Y Dios le dijo:

—Eso sí, sí te concedo permiso para que te lleves a uno cada día, una persona a diario.

Así que el mar se lleva a una persona todos los días. No nada más aquí, en todos lados se lleva a uno. Sí, así fue que le concedieron ese permiso. Entonces pensarías que el mar no está vivo, pero sí vive, está vivo, él está vivo.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

1. Masan balá es una especie de mantarraya (una raya). (Nota del traductor)

2. El Morro es una cueva que está debajo del faro en el balneario de Payucán, a la orilla del mar en Seybaplaya, Champotón, Campeche. (Nota del traductor)

3. Su nombre es la bruja Xaaw, esto lo compartió la nuera de Don Adolfo. (Nota del traductor)

4. La nuera de Don Adolfo piensa que aquí se está hablando de aquella primera persona que arponeó a la raya. (Nota del traductor)

Un palmo es la medida de distancia entre las puntas de los dedos pulgar y meñique cuando está completamente extendida la mano. (Nota del traductor)

🔄🔄🔄🔄🔄

Versión maya

U yuumil le Morroo'

César: Ta wa'alik teen sáamake', yaan jump'éel tsikbal a wojel yo'olal le masan bala'. ¿Bix u k'aaba'?

Adolfo: Jaaj.

César: ¿Je' u páajtal a tsikbatike'? Káajs a tsikbatik.

Adolfo: Leti' le lugar te'elo'… le úuchben máako'obo', yaan jump'éel jchujkay, jump'éel jchujkay máak. Le máak ku máan chujkayo', tu lomaj leti' le kayo', le bala'o', tu lomaj yéetel u arpón. Pero, ¿ba'ax úuchij? Leti'e' pues tu taal, pero entonces, le máak túuno', a'ala'ab ti' leti' ka luk' tu lugar tu'ux kaja'ano', u kanáantubáaj. Tumen le lugar te' kun cruzaro', yaan u yuumil. Le u yuumil te' le ba'alo'ob te'elo', tia'an te' morroo'.1  Tia'an u yuumilo'obi'. Entonces, ka a'ala'ab ti'e', bik xi'ik táabak ku beet le lóob ti' le kayo', ti' le bala'o', tumen ju p'áatale'. Desgraciadamente, le ka tu lom le kayo', le u yuumil le morroo' tu yilaj. Ka jp'áat estatuail, ¿a wojel? Ka jp'áate' leti' le ba'ax u lonmo', tuunich p'áatik, y tak leti' le ba'ax u lonmajo', p'áat estatua xan, bey xan leti'. Leti'e', búulij, búulij. Tu yo'ol u yuumil le morroo'. Tumen te'elo', le máax ku k'áatal jach jáale', ku p'áatali'.

César: ¿Máax u yuumil?

Adolfo: Jump'éel xnuuk, jump'éel xnuuk, u k'aaba'… le u k'aaba' le xnuuko'… ¿bix u k'aaba' le ba'alo'? Tuubul teen u k'aaba' le ko'olela'.2  Pero leti'e', ma' tu yutstal u je'ik. Bueno, yaan u modo. Cristiano je'ebixo'ona', pero yaan ti' podere', u beetik le loobo', leti'. Tumen leti'e', ku yáalkabtik le yáanal lu'um, porque ts'a'an tuláakal le leti'e'. Le xnuuko' ku jaantik cristiano. Entonces le ko'olelo', ku jóok'ol yéetel áak'abil, ku majantik meli gracias3  jo'okaaj, yáaxil naj. Te' yáax najo' ti' kun u k'áat posadai'. Entonces óoli' je'ebix taalikecho', ka a k'áat teen posada, kin wa'alike' pues: «Ba'anten ma' a p'áatal te'ela'». Bey úuchik ti' le ko'olelo'. Pero entonces leti' le ko'olelo', ma' yutsil ba'ali'. Pues, le ken okok k'iine', tia'ani', ¡pero ba'an! Leti'e' ku beetik k'aas ti' le u yuumil le najo', p'áatali'. Le kéen jóok'oke', ku machike', ku bisik.

César: ¿Tu'ux ku bisik?

Adolfo: Te' Morroo'. Ti' ku bisiki'. Entonces, beyo', beyo', beyo'. Le ka tu yilaje', le autoridado'ob, ts'o'ok u luk'sik ka'ap'éel, óoxp'eel naj, mina'an u yuumilo'ob. Ka tu k'áatchi'itaje': «¿Tu'ux ku ts'o'okol u yuumil le naja'?» Entonces, le tiempo úucho', taasa'ab jump'éel jmeen. Ka tu ya'alaj le jmeeno':

—Ma' táan —ki—, le máak cada ku k'a'amal leti' le posadao', leti' jaantik, leti' bisik te'elo'.

Entonces, le Jmeen, ka a'ala'ab ti'e':

—¿Bix túun u formail, ku jaantik?

—¿Ma' bix u formaili'? Yaanili' u jóok'ol, u bin patioe'. Ku beetik u k'áaxil bin ti'. K'áaxe', ku tsa'ayal ti' le máako'obo'. Letene', yaan u jóok'olo'obe', u ensuciartuba'ob, aj, sí, ti' ku machiki', ku bisik, aj.

Entonces, le tiempo je'elo', le ka a'ala'ab ti'e':

—¿Bix u formail ka we'et'ek leti' le u jaantik cristiano'obo'?

—¿Ma' bixi'? Encantartbil.

Ka a'ala'ab ti' le Jmeeno', wa je' u beetike', ka tu ya'alaje', je'el u beetike', je'el u beetike'. A'ala'ab ti'e':

—Pues, ma'alob, wa tumen je' a beetike'. Pues ka taalakeche', ka a avisarto'one' bix u formail kan a meyajtik uti'al u k'a'al le xnuuko'.

Pues, ka tu ya'alaje':

—Pues, hombre, pues k'abéet teen kex cuatro máak.

Le cuatro máako'obo', yaan u binsik le jmeeno', te'elo'. Yéetel u manik u yo'och trago, le ko'olelo', le xnuuko'. Ti' kun káaltalo'obi'. Le ken jach káalak le ko'olelo', ti' kun machbil túuni', yo'ol ku dominarto'ob. Le jmeeno' ts'o'ok u dominartik le ko'olelo', asi que leti' le oora tu machiko'ob. Leti' le tanto meyajtaj tu beet le meeno'. Ka tu ya'alaje' k'abéet u ts'a'abal leti' le… u beelo' tu'ux ku bino', le bejo', le tu'ux ku bin yáanal lu'umo', bej. Bueno, tene' ma' in wojeli', wa jach jaaji', pero yaan jump'éel te' Morroo', yaan jump'éel jool, nojochil buka'aja', nojoch, tu'ux ku yokol máake', ka bin, ka bin. Tak bejla'e' ts'aka'an, ku ya'ala'ale', tak bejla'e'. Ka bin yáanal lu'um. Te'elo' ti' ku bisik le gente u jaanto'. Ti' cada lugar, cada lugar, u ts'áam u lugarilo'obe', te'ela' trenki ma'ax, tolo' u pool yuuk.

César: ¿Ba'ax pool yuuk?

Adolfo: La cabeza de un venadito. Pues, cada lugare', ti' ku bin u jaanli'. Pues, tu'ux kuxchajla'an, náachij, ti' ku máan ti' cinco leguas, tu'ux ku náakal leti', u ts'aik u k'aaba' tuláakal le lugaro'obo'. Mientras tu yuk'ik u tragoe', tu tsikbatik tuláakal le lugaro'obo' ti' le jmeeno'. Le jmeeno' ka tu ya'alaje': «Tal lugar bix u k'aaba', tal lugar». Le máako'ob u bismajo'obo', leti'ob ts'aik cuentae' ba'ax, bix úuchik leti' le… bix u modoil u sa'atal le gente ti' le kaajo'. Ti' lelo', ka tu beeto'obe'… leten bisa'ab le cuatro máako'obo' u yu'ubo'obe' bix u formail, bix u jaanta'al le gente ti' le kaaja'. Ka a'ala'ab ti' jmeen. Le ka jsuunaj tu yóol le ko'olelo', ts'o'ok u encantarta'al ti' le fierro'obo'. Le fierro ku ya'ala'alo' tak tin paalile', ku ya'ala'ale', ts'aka'an le fierro'obo', ts'aka'an, tia'an le fierro'obo'. Chéen u piixan le ko'olelo', le beetik le ba'alo'ob te'elo', ku bulik leti' le cheemo'ob, ku k'áatal naats' te' jáalo', jaaj. Leti' le túun, leti' le p'áatiko'. Ku tíitikubáaj leti' le Morro ka'acho'. Ka'ache' ku tíitikubáaj pero bejla'e', xu'ul u tíitikubáaj.

César: ¿Ba'ax le Morroo'?

Adolfo: Le faroo', jaaj, leti' le u luzil, ku tíitikubáaj. Así que ka jp'áate', encantado le ko'olelo'. Pues ka jp'áat encantadoil beyo', tak bejle', leti' le xu'ulik, tak bejle', leti' le xu'ulik.

César: ¿Xuulul ti' yaan le ko'oleli'o'?

Adolfo: Aj, pues xuululile'. Hasta u xu'ulul yóok'ol kaabe', ku yilik Diose' buka'aj gente tu ch'a'aj. Aj, ti' kun ts'áabil cuentae' buka'aj gente tu ch'a'aj. Leti' le je'elo', leti' le u historiailo', leti' lelo', jaaj.

César: ¿Tak bejla' ku búulul le cheemo'obo'?

Adolfo: Ma', bejla'e' ma', xu'ulij. Desde ka j-encantarta'abij, ka jxu'ulij, ka jxu'ul u bulik le cheemo'obo'. Le lugar je'elo', ma' solamente chéen le je'elo', yaan uláak'o'ob. Te' ich ja'o' ti' yaan u muestra buka'aj máak u jaantmaji'. Pero como ma', como ka'anal ja', ma' tu bin le ja' te'elo', pues ma' tu yila'al. Pero le je'elo' j-ila'abij, bix úuchik ti' le máako', jaaj.4  

César: Kux túun le yuum k'a'anabo', ¿yaan wáaj u yuumil?

Adolfo: Yaan, yaan u yuumil.

César: ¿Je'el a tsikbaltik tene'?

Adolfo: U yuumile', mina'an mixmáak je'el bix jajal Diose', leti' u yuumil. Leti' ku mandar. ¿A wojel wáaj ba'axten? Tumen leti'e', ma' tu páajtal u maastal u yokol te'ela'. Ti' ku náakal, ti' ku náakal. Kex buka'aj fuerte k'a'anabe', ma' tu páajtal u máan ti' le línea ts'a'an ti' tumen jajal Dioso', ti' ku náakali'. Lelo', ki'ichkelem jajal Dios beetej. ¿A wojel ba'axten? Tumen le k'a'anabo' u k'áat u mandartubáaj ka'achij. U ch'a'ik junnáab diario. Ka a'ala'ab ti'e': «Ma'». Pero entonces ka a'ala'ab ti'e':

—Le ba'ax ka tukliko', ma' táan a jóok'ol yéetel.

Ku ya'alik túun le k'a'anabo':

—Bueno, ma' ta ts'aik teen permisoo', cha' in ch'a'ik juntúul máak, diario.

Entonces, ka a'ala'ab ti'e':

—Le junnáab kan a ch'a' diarioo', cada k'iin junnáab, diario kan avanzaro', je' a bulik tuláakal leti' le lu'uma' —ku ya'ala'al ti'.

—Bueno, pues ko'ox beetik uláak' compromiso. In k'áate' ka a ts'a teen juntúul diarioi', juntúul máak diario.

Le k'a'anabo', le j-a'alej ti' jajal Diose', ka ts'a'abak juntúul diario. Ka a'ala'ab ti'e':

—Todavía lelo' sí, jin ts'aik teech le ordeno', ka a ch'a' juntúul, diario juntúul máak. Así que le k'a'anabo', diario yaan u ch'a'ik juntúuli'. Ma' weye', tuláakal tu'uxe', juntúul kun u ch'a'i', jaan. Leti' le orden yaano'. Entonces le k'a'anabo', bey a wóol ma' kuxa'ane', pero kuxa'an, kuxa'an. Leti'e' kuxa'an.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

1. Le morroo' jump'éel aktúun yaan tu yáanal le faro yaan Payucán, tu'ux ku yúuchul ichkíil, tu jáal u k'a'anabil Seybaplaya, Champotón, Kaampech.

2. U k'aabae', Bruja Xaaw. Lela' u yilib Don Adolfo a'alej.

3. U yilibe' ku tuklike' míin “posada”.

4. Ku tuklik u yilib Don Adolfoe', le máak ku ya'aliko' leti' le yáax lom le bala'o'.

O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O

REFERENCIA: Can Canul, César y Rodrigo Gutiérrez Bravo (2016). Narraciones mayas de Campeche. Ciudad de México: Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. Recuperado de: https://site.inali.gob.mx/publicaciones/narraciones_mayas_campeche.pdf

Comentarios

Populares del mes

L15. 'La historia de Chunchintok', Mario Chan González | Narraciones mayas de Campeche

"Perejil y Coca cola" | Dahlia de la Cerda | México en sus Letras | FONCA, JC 2018-2019

"Sobre lectores y bibliotecas", Virginia Woolf | Maratona Guadalupe-reinas | Libros B4 Tipos

"La Petenera" | Sofía Alvarado Cortés | México en sus Letras | FONCA, JC 2020-2021

L6. "K'ankabil Ook", Gricelda Pech Huchin | Narraciones mayas de Campeche