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L8. "El Kulkal Kin y el Wan Tul", Teodoro May Uc | Narraciones mayas de Campeche

Arte digital generado desde Ideogram AI

Nuestra charla será el viernes 7 de junio de 2024 a las 20:00 hrs., por Facebook Live

Narrado por Teodoro May Uc, de 70 años, originario de Ukum, Hopelchén, Campeche

Versión castellana

El Kulkal Kin y el Wan Tul

La historia que vamos a contar es una historia real y hoy se va a convertir en una gran historia para un escrito. La historia que voy a platicar sucedió hace aproximadamente treinta y cinco años. Fuimos a trabajar con mi abuelo a un lugar a doce kilómetros del pueblo llamado Ukum. Andábamos de cacería, y me dijo:

—Híjole, tengo un mal presentimiento. ¿Ya escuchaste ese ruido?

Yo le respondí:

—Sí, ya lo escuché.

—Esa cosa va pasar no muy lejos de aquí. Hay una gran hondonada que pasa debajo de la selva. Esta cosa va a pasar por la orilla de la milpa, vamos a verla. Si eres valiente, ¡vamos a verla!

—Pues vamos a verlo —le respondí.

Tenía dieciséis cartuchos conmigo, una escopeta calibre dieciséis y una buena lámpara. Nos fuimos, y el ruido que venía… bueno, lo primero que pasó fueron los ladridos de un perro, después de rato pasó un viento, un viento fuertísimo. Se escuchaba cómo iba y cómo levantaba las hojas secas bajo la selva. Pues, ahí estábamos, y mi abuelo decía:

—Nada más no nos acerquemos a la orilla del camino donde viene esa cosa, porque tiene mal aire.

Y tenía razón, sí tenía mal aire. Ahí estábamos cuando escuchamos que venían tocando un timbal, se escuchaba como que venía tocando una persona. Los ladridos del perro ya se habían adelantado. Se escuchaba cómo se iba ladrando, “¡guau, guau, guau, guau!” 

—Éste es el Kulkal Kin 1 que dicen, —dijo mi abuelo.

—Pues hoy vamos a conocer qué es eso que viene, entonces no voy a prender la lámpara, —le respondí.

Cuando ya prendimos la lámpara, vimos que iba un bulto negro, negro, negro. La persona que iba tenía un traje negro, sólo que no tenía cabeza. Pero así iba, su traje era negro, negro. Cuando lo vimos la primera vez, no parecía alto, pero de repente en el reflejo de la lámpara vimos que esa cosa era alta, alta. Tenía como dos metros de estatura esa persona que venía. Entonces le dije a mi abuelo:

—Abuelo, éste es nuestro fin, esta cosa que viene es un gigante.

—Pues ya me dio miedo a mí también. ¿Qué vamos a hacer? Pues no hay nada más que hacer, vamos por la orilla de esta pirámide en ruinas.

Y fuimos por la orilla de la pirámide, puro por la orilla, pero teníamos miedo. Sentíamos como que temblábamos y sentíamos que el aire estaba frío.

—Pues no tengas miedo, vamos —dijo mi abuelo.

Empezamos a ir por ahí, empezamos a ir. De repente se asomó en el mero centro de la milpa, como ahí pasaba la hondonada, veíamos que ahí iba, ahí iba. Cuando de repente vimos un reflejo, una luz, hasta debajo de los árboles se veía claro.

—Pues ésta es la cosa que está iluminando todo —decía—. ¿Qué vamos a hacer?

Ahorita esta cosa ya se está yendo.

Entonces, cuando vimos, había un pequeño animal que ahí iba. Era un mono que iba delante de esa cosa, iba haciendo así: “Tinkití, tinkití, tinkití!” Así iba haciendo el sonido que iba tocando, el mono también iba bailando delante de esa cosa. Mi abuelo me decía:

—Mira eso que se está yendo.

—Lo estoy viendo.

La lámpara que yo traía prendida no era nada comparada con la luz que traía aquella cosa. Veíamos que se iba bailando, era un monito, eso veíamos. Un pequeño mono iba bailando, iba bailando delante de aquella cosa. Tardaron como diez minutos en cruzar la milpa, ahí donde pasaron. Pero en todo ese tiempo en que veías cómo iban saliendo cuando salieron de la selva, el perro ya había avanzado, apenas se escuchaban sus ladridos. Se escuchaba cómo iba silbando el viento entre la selva. Y entonces, cuando terminó todo eso, ya no se veía a esa persona ahí en la selva. Cuando clareó y fuimos a ver el rastro de la persona ahí donde pasó, parecían que hubiera caminado al revés. No era como ver el rastro de una persona que camina de frente. Éste no, parecía como que iba de regreso, aunque se fue por esta dirección, sus pies parecía que iban en otra dirección. Sus pies eran así de grandes, así de largos. Tenían como unos veinte centímetros o más de largo sus pies, pero estaban al revés.

Entonces, esto es lo que te platico así. Después, cuando reaccionamos, cuando ya no teníamos miedo, fue cuando vimos el rastro que dejó esa persona. Pero esa persona, como te digo, traía una luz. Hasta en la noche, a pesar de lo oscuro de todo, quizá hubieras podido ver hasta una pequeña hormiga que estuviera pasando. Anda con una luz poderosa. No sé si sólo lo vimos porque nos lo permitieron, o fue porque tuvimos suerte. ¿Quién sabe? Pero a esa persona nosotros, de verdad, la vimos con el abuelo. Él dice que es a lo que le dicen el Kulkal Kin. Ésta es la historia que vimos con el abuelo.

César: ¿Y sobre el Wan Tul? ¿No ha escuchado? El que dicen que cuida a las reses, y que te enseña a… bueno, creo que es como el diablo. Dicen que si quieres te enseña a torear. ¿No lo ha escuchado?

Teodoro: Sí he escuchado sobre eso, he escuchado que platiquen eso. Ése tiene un poder, el Wan Tul tiene un poder. 

César: El Wan Tul, Wan Tul.

Teodoro: Sí, es ése, el Wan Tul, sí, Wan Tul. Bueno, de antes, había como unas cuarenta personas que tenían reses aquí en el pueblo. Las reses de antes andaban así nomás en la selva, no había potreros cerrados con alambre. Veían cómo las reses salían de diferentes razas, unas salían pintas, otras salían amarillas. A pesar de que todas las vacas que se iban a la selva eran solamente blancas, cuando entraba la sequía y empezaban a regresar las reses aquí al pueblo, veían que había diferentes reses.

Pues bueno, hay un lugar como a unas tres leguas de aquí, Xnuk Tok se llama. Ahí recalaban las reses, porque era como una sabana. Ahí había puro pastizal. Entonces, ahí fue donde vieron al Wan Tul. Dicen que cuando se aparece, se le ve como un toro. ¡Pero un animal grande! Y después se convierte en tres formas diferentes. Hubo una persona que platicaba que de verdad habló con él. Era valiente, su nombre era el difunto Don Ana Martín. Don Ana Martín era su nombre. Él se empeñó a aprender a torear, y el Wan Tul le dijo:

—Sí te enseño. ¿Por qué no te enseñaría a torear? Lo único que te pido es que a las doce de la noche, hay un hormiguero de hormigas arrieras ahí en medio de la sabana, ahí me esperas, ahí voy a ir a encontrarte.

Pues esa persona era muy valiente, y dijo:

—¿Pues cómo no voy a ir?

Dicen que compró un medio litro de licor y se lo tomó. Después decía:

—Salí, me fui con mi caballo y lo amarré a un enorme jabín y entré, sabía dónde estaba el lugar que el Wan Tul había dicho.

Pues era cierto, y cuando llegó, ahí lo esperaban. Él veía a una persona, pero resulta que después vio a un enorme toro. Y le dijo el Wan Tul:

—Aporrea el pie nueve veces sobre la tierra —le dijo.

Y aporreó nueve veces su pie en la tierra, ahí donde estaba el hormiguero de las arrieras. De repente vio que salió fuego, y cuando se dio cuenta, bueno, se fijó bien y era un enorme toro.

—Hoy vas a aprender a torear —le dijo aquel demonio—. Si ves que levanto esta pata, mi pata derecha, es que te voy a embestir por tu lado izquierdo. Cuando veas que levante esta otra pata, es que voy a embestir por tu lado derecho. Así que ya te lo advertí, eso es para que te lo aprendas.

—¿Y si estás de frente? —le preguntó—. Cuando tengas las dos patas así, ¿entonces cómo?

—Pues tendrás que cuidarte porque, o bien te mato, o bien te salvas.

—Ahí fue donde me asustó —decía el difunto Don Ana Martín—, ahí fue donde me asustó, porque no me dijo cómo. ¿De qué forma iba a embestir? ¿Por qué lado debía yo esquivarlo? Lo único que me dijo fue: “cuando veas que estoy plantado de frente, es porque, si tú logras esquivar la cornada, salvas tu vida. Pero si no la esquivas, entonces, tendrás que venir conmigo”.

Fue entonces cuando Don Ana Martín le dijo al Wan Tul:

—Pues hombre, si así lo planteas, ya me estoy arrepintiendo. Creo que mejor ya no hacemos esto que habíamos pensado.

—Pues, si lo pensaste, debiste haberlo pensado bien. Si no, no hubieras venido aquí, y yo no me hubiera aparecido ante ti. Pero vi que eras valiente y que cumpliste tu palabra, y aquí estás. Así que vamos a terminar este reto que ya iniciamos.

—Bueno, pues vamos, ven a cornearme primero —le dijo Don Ana.

Y dicen que vio que se iluminó el lugar donde estaba, veía que había personas ahí donde estaba, todo alrededor de donde estaba el hormiguero, veía a unas personas que le aplaudían.

—Bueno, pues ya vi dónde están estas personas. Entonces, ahora le voy a echar ganas, voy a poner mi fuerza y mi valentía para torear a este toro —decía.

Se dice que le estaban aplaudiendo ahí, y en eso, arremetió el toro. Don Ana decía que sólo alcanzó a hacerle así con el brazo ¡Y pasó! Entonces volteó y vio que detrás de él ahí estaba aquella persona, el Wan Tul, quien le dijo:

—¿No te dije? ¡Tú vas a ser torero!

—Si no me di cuenta de qué…

—No te diste cuenta a qué hora pasé, ni yo tampoco me di cuenta a qué hora esquivaste la cornada que te hice.

–Bueno —dijo de repente Don Ana—, ahora vete otra vez por ese lado.

El toro se volvió a alejar como cinco metros.

–¡Ahí voy!

–Si primero me embistió por la derecha, —decía Don Ana—, ahora me va a cornear, pero por la izquierda, me lo había advertido desde antes.

Y entonces se le plantó el toro. Vio cómo venía, venía a toda velocidad. Apenas pudo voltear y el toro pasó a su lado. No lo alcanzó la cornada, y de repente vio que le estaban aplaudiendo. Fue otra vez el toro a plantarse como a unos cinco metros de él y entonces se plantó de frente. Entonces el toro embistió directamente sobre él, y perdió el conocimiento. Cuando despertó, cuando despertó a eso de las dos de la mañana, ahí estaba sobre la tierra, ahí donde vio que había tenido lugar la corrida, bueno, donde toreó al toro. Se había dormido y cuando despertó ya no vio nada ahí.

—¿Será posible que sólo lo haya soñado, o sí hice eso que vi? Si cuando hice lo que me pidió el Wan Tul, estaba yo consciente, y no estaba dormido —se preguntaba Don Ana—. ¿De verdad toreé al toro…? ¿Y entonces por qué está completo mi cuerpo?

Cuando lo platicó esta persona, dijo que fueron tres veces que fue ahí. En la tercera ocasión se calmó. En la segunda ocasión le dijeron:

—Hoy no vas a torear a un toro, sino a una vaca, porque en ocasiones no te tocará torear sólo un toro, vas a tener que torear hasta una vaca, vas a tener que torear hasta un becerro. Así que, por eso, tienes tres compromisos conmigo. Si logras cumplir los tres compromisos y no te sucede nada, serás un buen torero. Lo único que te voy a decir es que en el primero, fracasaste. 

Y le dijeron:

—La primera vez fracasaste, pero quiero ver tu valentía, otra vez, en esta segunda ocasión. El viernes de la próxima semana, así como hoy que es viernes. Te espero a la misma hora, a las doce de la noche. Te veo otra vez ahí donde me viste. No tengas miedo, ten valor porque yo no te voy a hacer nada. Si en la última oportunidad caes, no vas a aprender nada. Pero si te comportas como buena persona, vas a poder trabajar conmigo.

Entonces esperaba al próximo viernes. Ese día no llevaba nada y no bebió ni un poco de licor. Fue a esperarlo y se decía:

—Si no vi nada, no me hizo nada, sólo me agarró desprevenido.

Así lo pensaba él, pero sí lo habían corneado. Entonces, llegó a la misma hora y no vio nada, pero entonces le dijeron:

—¡Aporrea tu pie en la tierra!

Escuchaba la voz pero no veía a nadie ese día, esa noche no vio a nadie. Sólo escuchaba que decían “¡Aporrea nueve veces tu pie en la tierra como lo hiciste aquel día!” 

Aporreó el pie en la tierra nueve veces. Cuando se detuvo vio a una mujer, que vestía un hermoso vestido, hasta brillaba, sólo que en uno de sus pies tenía una pezuña de res y en el otro tenía la pata de un pavo. Su cara, de forma, se veía como la de una mujer, él veía a una señorita. De forma tenía el cuerpo de una mujer, tenía el vestido de una mujer. Era muy hermosa esa mujer que vio. Entonces le dijo:

—El día de hoy, como vas a torear a una vaca, por eso ves a una mujer —le dijo—. Aquel día viste a un hombre porque toreaste a un toro. Hoy no, hoy torearás a una vaca. Hoy también serán las mismas instrucciones que te dieron la vez pasada. Lo que platicaste con mi jefe, eso vas a procurar hacer. Voltéate, voltéate de espaldas, ve hacia allá.

Se volteó un rato de espaldas y cuando volteó hacia donde estaba la mujer, vio a una vaca parada ahí.

—Entonces, ahora voy a ver tu valentía —le dijeron—. ¡Párate, plántate como se para un torero y aporrea el pie en la tierra, tres veces!

Cuando se paró, se plantó, y aporreó tres veces el pie en la tierra. Y en eso, que viene la cornada. Después, Don Ana lo platicaba de esta manera:

—Quizá medio muerto logré esquivarla. No me hizo nada. Por eso cuando volteé, vi que regresaba otra vez. Sólo alcancé a levantar un brazo, y que se pasa de largo. En la última, en la tercera ocasión —decía— vi que de plano se lanzaba acercándose a mí, pero cuando vi, ya estaba sobre mí, ya había llegado a donde yo estaba parado. En eso caí boca arriba y después ya no me acordé de nada más. Volví a quedar inconsciente —decía—. Cuando amaneció no tenía yo camisa, ni mi pantalón, solamente tenía mis calzoncillos. No sabía dónde se habían llevado mi ropa. A los cuatro días regresé a ver ahí el lugar donde caí, y ahí yacía mi ropa. En ese momento, en ese momento fue que empecé a sentir miedo, porque ya había visto que esto no era algo bueno. Entonces pensé: “No estoy vencido, en la última, tengo que venir para la tercera oportunidad.”

Ahí estaba parado, no veía nada, solamente hablaba solo y se dijo a sí mismo:

—Pues voy a regresar otra vez.

En eso escuchó una voz detrás de él:

—¡Bien, hijo! Si vuelves, serás bienvenido otra vez aquí. Ése será el último día, ése será para el triunfo. Así será para garantizar el trabajo, para sellar el pacto que hicimos. Ya me di cuenta que eres valiente, que no tienes miedo. Ahora para este viernes, te va tocar torear un toro joven.

—Bueno —dijo Don Ana.

—El único problema es que tú estás pensando venir con alguien más, porque ya me has delatado —le dijo el Wan Tul—. Ya le dijiste a tu esposa que ni modo: “Esposa mía, me tienes que acompañar en esta ocasión porque si me matan, así sabrás por qué voy a morir. Verás dónde voy a morir, tienes que acompañarme”. Eso le dijiste tu esposa. ¿No es así? —le dijo el Wan Tul.

—Pues sí, eso le dije.

—No debiste haberme delatado con ella. Yo ya hice que ella sueñe que tú estás aquí, y eres el que viene a verme. Ella ya sabe qué es lo que te va a suceder.

—Pero, ¿qué me va a suceder, patrón?

—Cuando llegue el momento verás lo que te sucederá, pero tendrás que cumplir tu palabra. Porque si no la cumples, tus tres hijos vendrán conmigo, me los voy a llevar. Entonces, ¿prefieres que me lleve a tus tres hijos o cumplirás tu palabra?

—Pues patrón, creo que mejor cumplo mi palabra para que no te lleves a mis tres hijos.

Y realmente sí tenía tres hijos. A uno de sus hijos lo mataron a tiros aquí en el pueblo, y dos se fueron quién sabe a dónde. Bueno, pues cumplió su palabra. Eran las once de la noche cuando se fue de aquí con su caballo. Sólo llevó su caballo, no llevó a su esposa. Cuando llegó a aquel lugar, dicen que veía fuego, que se estaba quemando el lugar donde lo esperaban, brotaban las llamas de aquel fuego. Cuando llegó, alrededor del fuego había tres reses, una vaca, un toro enorme y uno joven, ése era aquel becerro que le habían dicho.

—¿Viniste por el triunfo?

—Pues, vine a ver.

—¿A cuál de los tres vas a escoger? ¿El grande, el que está en medio o el que está a la izquierda?

—Pues patrón, estoy decidido: lo que digas, eso voy a hacer. No voy a ser yo el que escoja cuál.

—Entonces, tu reto para el último día es éste: va a ser el becerro. Aquí y ahora te vas a enfrentar con él. Sólo tienes que esquivarlo dos veces. Si lo esquivas dos veces te vas a ganar un buen trabajo.

Entonces escuchó que le aplaudían y al ver alrededor del fuego, había mucha gente reunida. Ellos le aplaudían, y mientras le aplaudían, ¡le entró un valor, pero tremendo! Estaba como una persona que verdaderamente salía decidida a morir.

—Ahora te vas a ir a diez metros de distancia, a los diez metros vas a aporrear tu pie tres veces en la tierra y saldrá el becerro hacia ti. Pero entonces, ¡lo esquivarás!

—Bueno, está bien.

Dicen que cuando llegó a los diez metros, aporreó su pie tres veces en la tierra. Y en medio del fuego, de ahí salió el becerro. Cuando vio salir al becerro en medio del fuego, vio cómo le brotaban llamas de los cuernos. Eso fue lo que pudo ver en ese momento, porque fue sólo una vez, fue sólo una cornada la que pudo esquivar. De lo demás no se acuerda cómo terminó. Cuando despertó a las cinco de la mañana, se despertó por el canto de los pájaros. Había un gran silencio en el lugar donde había quedado, y no pudo ver nada ahí.

A ese señor, el pacto que hizo con el diablo no le sirvió para aprender a ser torero. ¿Sabes qué aprendió? Ese señor se convirtió en hechicero. Sólo andaba haciéndole mal a otras personas. Veían que por los rumbos de su casa salía un toro, y era él mismo. Veían salir a un toro ahí en el terreno y lo veían ir por los rumbos donde hizo el pacto con el diablo. Ahí iba, ahí iba gritando, cada ocho días. Cada viernes de cada semana, tenía que ir a visitar a su patrón. Pero él no iba como persona, sino como animal.

De repente empezó a hacer maldades y cuando se dieron cuenta de la clase de persona que era, que había hecho un pacto con el diablo, le dieron un tiro. Ahí en el camino, el nombre del lugar es Betsinkin, ése es el nombre del lugar donde le dispararon. Les había hecho daño, había matado al papá de unas personas y ellos pagaron para que lo mataran. Se preguntaban “¿cómo se le puede matar?” Pues la única forma fue a traición, disparándole. Lo esperaron camino a su milpa y ahí lo mataron. Así terminó la vida de Don Ana Martín.

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Versión maya

Kulkaal K'iin yéetel Waan Tuul

Le tsikbal ken k meento', jump'éel tsikbal ucha'an, bejla'e', nuka'aj k convertir bey jump'éel nojoch tsikbale', uti'al jump'éel ts'íib. Entonces le tsikbal ken meento', walakjeak treinta y cinco añosiaka'. Yéetel in abuelo bino'on meyaj ti' jump'éel lugar. Doce kilometros te' kajtalil u k'aaba Úuk'umo'. Entonces, bino'on, táan k máan ts'oon. Ka ku ya'alik tene':

—Eyaj xiib, tin presentirtik jump'éel ba'ax, ¿ts'o'ok wáaj a wu'uyik le ruidoo'?

Kin wa'alik ti'e':

—Ts'o'ok in wu'uyik.

—Le ba'ala' ti' ku máan, ma' náach te'ela'. Yaan jump'éel nojoch beekan ku tal te' yáan k'áaxo'. Pero le ba'ala', yaan u máan te' jáal le koolo', ko'ox ilej, wa valienteeche' ko'ox ilej.

Kin wa'alik ti'e':

—Pues ko'ox ilej.

Yaan teen dieciséis jump'éel le cartucho kin ch'a'amaj yéetel jump'éel calibre dieciseiso', in láampara ma'alob, ka jbino'on. Pues le ruido ku taalo', yáax ba'ax máane', u toojol jump'éel peek'. Ma' sáam lelo', ka taal jump'éel iik', k'a'amk'ach iik'. Ba'alo', u bin a wu'uyik u péeksik sojolo'ob le iik' te' yáanal k'áaxo'. Pues, tia'ano'oni', ku ya'alike':

—Ba'axe', ma' k náats'al te' jáal le beej tu'ux ku taal le ba'alo', tumen yaan u yiik'al. Jaaj u t'aan yaan u yiik'al. Pues tia'ano'on beyo', ka t u'uye', tu taal u pa'axal jump'éel timbal. Ka wu'uyik u taal u paax le máako'. Le peek'o', ts'u adelantar u toojol, ¡ka wu'uyik u bin u toojol, «jáaw, jáaw, jáaw, jáaw»! Ku ya'alike':

—Lela', leti' le Kulkaal K'iin ku ya'ala'alo'.

Pues kin wa'alik ti'e':

—Pues, bejla' ken k k'ajóolt le ba'ax ku taala', ma' tin t'abik le láampara séebo'. Le ka t t'ab le lamparao', tu bin jump'éel bulto, pero boox, boox u traje le máak ku bino'. ¿Ba'ax túun le máako'? Ka wilik u bin beya', bey yaanil jump'éel, bey yaanil jump'éel ba'al mina'an u pool. Pero tu bin, u traje beyo', negro, negro. Ma' ka'anal u baakeli', ka káaj k iliko', pero de repente tu reflejoil le lamparao', k ilike', de que le ba'alo', ka'anal. Ka'anal, yaan kex dos metros ka'analil le máak ku taalo'. Kin wa'alik ti':

—Abuelo, ts'oka'ano'on beya', le ba'al ku taala', lela' gigante.

Ku ya'alike':

—Pues, ts'in wu'uyik de que tu sajakkúunsiken. ¿Ba'ax ken k meentej? Pues, ma' ba'ax ken k meenti', ko'ox tu tséel le múul je'ela'.

Ka jbino'on, puro bin, puro tu tséel le múulo', pero u ch'a'amo'on jump'éel sajkil beyo'. Bey ka temblar ka wu'uyik ke'el u jats'ikech le iik'o'.

—Pues, ma' ch'a'ik sajkil, ko'ox.

Jo'op k bin, jo'op k bin beyo'. De repentee', ka tíip' jach ich, chúumuk le kool beyo', como ti' ku máan le beekano', pero ku bin, ku bin. Le ka t il jump'éel reflejo beyo', jump'éel luz, tak u yáan le che'ob ka wilik sáasilo'.

Ku ya'alike':

—Pues lela', leti' le ba'al je'ela'. ¿Ba'an ken k meentej? Si ooritase', le ba'ala' tu bin. 

Entonces ka túun t ilaj beyo', yaan jump'éel chan ba'alche' ku bin. Jump'éel mono ku bin táanil ti', pero táan u meen beya': «¡Tinkiti, tinkiti, tinkiti!», ku bin u meentik le ruido ka wu'uyik u paaxo', le chan mono tu bin yóok'ot táanil ti'. Ku ya'alike':

—Il a wil le ba'ax ku bino'.

—Táan in wilik.

Le láampara in t'abmaj teno', mixba'al tu tséel le luz ku bisik le ba'al je'elo'. Ka wilik u bin u yóok'osta'al, jump'éel chan mono, ka wilik beya', jump'éel chichan, tu bin u yóok'ot, tu bin u yóok'ot tu táane', tu bin u yóok'ot tu táane'. Yaan kex diez minutos ka tu cruzarto'ob le ich le koolo', tu'ux ku máan le u beelo'. Pero tuláakal le ta wilik u bin jóok'ol, ka jóok'o'ob te' k'áaxo', le peek'o' ts'u avanzar, ta wu'uyik u toojol chéen manak'. Le iik'o' ta wu'uyik u bin, u bin u juum le iik'o', yáan le k'áaxo'. Pero entonces, le ka jts'o'ok bey, ts'o'ok u báal le máak te' k'áaxo'. Le ka jsáasij, ka jbino'on k ile', le u rastro le máak tu'ux bino', bey suunaja'an tu paache'. Ma' bey je'ex a wilik u bin jump'éel máak bey u rastro uti'al derecho u bino'. Lela' ma', suunaja'an, aún bey binika', leti'e' suunaja'an u meentmaj u xaaw, u yook beyo'. Yaan beytak u táan, beytak chowakila'. Yaan kex veinte centímetros, wáaj maas ti' u chowakil u yooko', pero al revés yaanil. 

Entonces, le kin tsikbaltik teech beyo'. Le ka jts'o'oke', ka jsuunaj k óol bey, ka jsuunaj k óol bey ma', bey ma' sajako'ono', úuchik k ilik túun u rastro bey le máak je'elo'. Entonces, pero le máak ku ya'ala'al teech je'elo', yaan jump'éel luz ku taasik túune', je'ex in wa'alik techo'. Tak áak'ab, buka'aj áak'abile', tuláakal je'eba'axak, míin tak jump'éel chan síinik ku máan je' a wilike'. Yaan jump'éel luz poderoso u yéet máan. Ma' in wojele', wa chéen tumen ts'a'ab to'on k ilej, wáaj por suerteil, wáaj kensa'ab bixij, pero le máak je'elo', to'one', jach k ilmaj yéetel le abueloo'. Pues, leti'e', ku ya'alike', leti' le Kulkaal K'iin. Leti' le historia k ilmaj yéetel le abueloo'.

César: Kux túun yo'ol le Waan Tuulo', ¿ma a wu'uymaji'? Le ku ya'ala'al ku kalanwakax, ku ka'ansikech bin… bueno, míin k'aasil ba'al ku ka'ansikech bin paywakax wa a k'áatij. ¿Ma' a wu'uymaji'?

Teodoro: In wu'uymaj, in wu'uymaj u ya'ala'al lelo'. Lelo', yaan jump'éel poder ti' le ba'al je'elo'. Le Waan T'u'ulo' yaan jump'éel poder ti'.

César: Le Waan Tuul. Waan Tuul.

Teodoro: Jaaj, leti' lelo', Waan Tuul. Jaaj, Waan Tuulo'. Le úuch ka'acho', yaan kex cuarenta máak yaan u wakax wey kajtalila'. Le wakaxo'ob úuch ka'ache', chéen bey u máano'ob yáanal k'áaxo', mina'an potrero k'ala'an yéetel alambre. Ba'ax túun, ku yila'ale', de que le wakaxo'obo', ku jóok'ol u raza'obe'. Yaan káan taake', pinto, yaane', ku taale', k'ank'an, kex puro sak le vaca'ob ku bino'. Pero káan suunako'ob, le kan ok le yáaxk'iino', ku káajal u taal le wakaxo'ob weye', ku yila'ale', de que u clasesil wakax yaan.

Yaan túun jump'éel lugar, míin kex tres leguasil weye', Xnúuk Tóok, u k'aaba'. Ti' ku recalar le wakaxo'obo', tumen bey jump'éel, tipo jump'éel sabana. Puro aak yaani'. Entonces ti' ila'an le ba'al je'elo', le Waan Tuulo'. Ka jbin, ku tíip'il beya', jump'éel toro u yila'al, pero jump'éel nojoch ba'alche'. Pero u despuese', ku convertir óoxp'éel forma ti'. Yaan jump'éel máak tsikbanaja'an, jach t'aanaja'an yéetel beyo', valiente, u k'aaba'e', animáas Ana Martín. Ana Martín u k'aaba'. Tumen leti'e', tu ts'ajubáaj bine' u kan le paywakaxo'. Jaan, ka bin

a'ala'ab ti'e':

—Je' in we'esik teche'. ¿Ba'anten min we'esik teech le paywakaxo'? Chéen ba'ax único las doce áak'abe', yaan jump'éel muul le saay te' chúumuk le sabanao'. Ti' ken a pa'ateni', ti' ken in encontrartechi'.

Pues le máako' valiente, ku ya'alik bine':

—¿Bix min bin?

Ka tu manaj jump'éel chan media trago bin beya', ka tu yuk'aj. Despuese', ku ya'alike':

—Ka jóok'en, binen yéetel in tsíimine', ka tin k'axaj yiknal jump'éel nuxib ja'abin beya'. Ka j-oken, in wojel tu'ux yaan le lugar tu'ux tu ya'alajo'.

Pues cierto, le ka bin k'uche', ti' ku pa'atali'. Ku ya'ala'al bin ti', beya'... tu yilaje', jump'éel máak, pero resultadoe', despuese', ka tu yile'.

—Poncha'at nueve u téenel le yóok' le lu'uma' —ku ya'ala'al bin ti'. Ka tu ponponcha'at le nueve u táan le lu'umo', tu'ux yaan u muul le saayo'. Le ka tu yil u jóok'ol jump'éel k'áak' beya', le ka tu ts'áaj cuentae', ka tu jach fijartubáaj jump'éel nuxib toro.

—Bejla' ken a kan le paywakaxo' —ku ya'ala'al bin ti'—, le ken a wil in ch'úuymaj jump'éel in k'ab, je'el in xno'oja', es que ta xts'íik ken in k'óochech. Le ken a wil in ch'úuymaj jump'éel in k'ab je'ela', es que ta xno'oj kin okol in k'óochech. Así que tin ts'áaj teech advertencia, lelo' uti'al a kaambal.

—¿Kux túun wa aktáan yaanilech? —ku ya'ala'al bin ti'—. Bey tu ka'ap'éelal a k'ab a ts'áamaj beya', ¿bix túun?

—Pues, yaan a kanáantikabáaj, tumen, o bien kin kíinsikech, o bien ka salvartikabáaj.

Ku ya'alike':

—Ti' tu sajakkunseni' —ku ya'alik le animáas Anailo'—, ti' tu sajakkunseni', tumen ma' tu ya'alaj tene' bix forma. ¿Tu'ux ladoil kin bin? Chéen unico ba'ax tu ya'alaj tene': «Le kan a wil in plantarminbáaj toj beyo', wa tumen teech ta jechaje', ka salvartik a vida, pero wa tumen ma' ta jeche', lelo' yaan a taal tin paach.»

—Pues hombre, wa tumen je'ex a wa'aliko', míin arrepentidoen, míin ma' táan k meentik le plan kin tuuklika'.

—Pues, si a tukulmaj, debe ser a tukulmaj. Tumen wa ma'e', ma' ta taal weye', y ma' xan ten in we'esinbáaj teech. Pero como que tin wilaj de que valienteeche', y ta cumplirt a palabra, wey yaaneche'. Yaan k ts'o'oksik le meyaj ts'o'ok k káajsika'.

—Bueno, pues ko'ox, oken a k'óochen táanil —ku ya'alik bin ti'.

Ka bin tu yil u píik'sáasiltal le lugar tu'ux yaano'. Ku yilik bine', yaan bin máako'ob tu'ux yaan. Tuláakal u bak'paach le tu'ux yaan u muul le saay beya', tu yilik tumen máako'ob, ku papaxk'abta'al.

—Bueno, pues ts'in wilik tu'ux yaan máak, oorae', nika'ajen in ts'áajinbáaj, in fuerza, in valentía uti'al in payik le wakaxa' —ku ya'alik bin.

Táan bin u papaxk'abta'ali'. Je'elo', ok bin le wakaxo'. Ku ya'alike', chéen bin úuchik u meentik bin u k'ab ti' beya'. ¡Máan tu meentaj! Ka bin tu ka' paktaj ti' paachile', ku yilik bine', tia'an le máako'. Ku ya'ala'al bin ti'e':

—¿Ma' tin wa'alaj teechi'? ¡Teche', yaan a p'áatal toreroil!

—Si ma' tin ts'aj cuenta ba'ax…

—Ma' ta ts'aj cuenta ba'ax oora ka jmáani', mix teen xan. Ma' tin ts'aj cuentai' ba'ax oora ka ta jech le k'óoch tin meentajo'.

Pues de repentee':

—Ma'alob —ku ya'alik—, beoras xeen tu ka'atéen te' baandao'.

Ka ka' bin yo'olal kex cinco metrosile'.

—Je' kin taalo'.

Ku ya'alik bine':

—Oorae', tin xno'oj tu k'óochen, oorae', tin ts'íik ken u ka' k'óochen, u ya'almaj teen. 

Ka tu plantartubáaj bin le wakaxo'. Tu yilaj u taal, de velocidad ku taal. Chéen úuch u píi'sutikubáaj bine', ka jk'áat le wakax tu yiknalo', ma' tsa'ay le k'óoch ti'o'. Pero le de repente túune', tu yilik tu papaxk'abta'al beyo'. Ka bin le wakax tu ka'atéen wa'atal kex cinco metros yiknalo', ka tu plantartubáaj túun bin aktáano'. Le úuch u jóok' le wakax tu yilaj tu taal u yóok'olo', sa'atal tu meentaj u yóol. Le ka aaj, le ka aaj, kex las dos de la mañana tu juun. Tu wenel yóok' le lu'umo', tu'ux a'ala'ab ti', tu'ux tu yilaj le u yúuchul le corrida, bey tu'ux tu pay le wakaxo'. Wenel tu meentaj. Le ka aaje', mixba'al tu yilaji'. 

—Será posible wáaj chéen náay tin meentaj, wa jach tin meent le ba'ax tin wilaja'. Si le ka tin meentaj le ba'ax tu ya'alaj teen le Waan Tuulo', si kuxa'anen, jach ma' tin wenel—. Tu máan tu tuukul, tu máan tu tuukul. —¿Jach wáaj tin pay le wakaxo', ba'anten tin wíinkilile' chúuka'an?

Le ka tu tsikbalt le máak beyo', óoxtéen bin binij. Tu ts'ook óox téene', ti' tu calmartubáaji'. Tumen tu ts'ook ka'atéene', ku ya'ala'al bin ti'e':

—Bejla'e', ma' ten a pay jump'éel toro, jump'éel vaca, tumen u ocasionar a payik, ma' chéen jump'éel toro, yaan a payik tak jump'éel vaca. Yaan a payik tak jump'éel becerro. Así que lelo', óoxp'éel compromiso yaan teech tin wéetel. Ta cubrirt le óoxp'éel compromiso, ma' úuch teech mixba'alo'. Torero ma'alob ka p'áatal. Chéen ba'ax unico kin wa'alik teche'. Le yáaxo', fracasarnajech.

Jk'óocha'abij.

—Le yáaxo' fracasarnajech pero in k'áat in wil a valentía tu ka'atéen ti' segundaa'. Viernes tuláak' semanao', je'ex bejla' viernesa', kin pa'atikech, la misma hora. Las doce de la noche kin wilikech tu ka'atéen te' tu'ux ta wileno'. Ma' ch'a'ik sajkil. Ts'áajabáaj valor tumen tene', ma' ten in meent teech mixba'al. Wa tumen lúubech tu ts'ooko', mixba'al ken a kanej. Pero wa ta ts'áajabáaj ma'alobil máakile', tin wéetel kan meyaj.

Entonces ti' uláak' vierneso', tu pa'atik. Lelo' ma' túun tu bisaj mixba'ali', ma' tu yuk'aj mix jump'íit tragoi'. Bin u pa'atej , ku ya'alike':

—Si ma' tin wilaj, ma' tu meentaj teen mixba'ali', ba'axe', tu weensen.

Ku tuklik beyo', pero k'óocha'abij. Je'elo' le misma oora ka k'ucho', ma' tu yilaj.

—¡Póoncha'at le lu'umo'! —ku ya'ala'al.

Tu yu'ubik le t'aano' pero ma' tu yilik mixmáak túun le día je'elo', ma', le noche je'elo'. Ma' tu yilaj mixmáaki', chéen ku ya'ala'ale':

—Póoncha'at nueve u téen le lu'umo', je'ex ta meentij ba'ax k'iinjeako'.

Ka tu póoncha'ate', nueve u téenil le lu'umo', ka wa'alaje', jump'éel ko'olel. Pero ki'ichpan u vestido bin tu yilaj pero hasta tu brillar bin, ba'ax túun bine', le ko'olelo', jump'éel u yooke', de u yook wakax. Jump'éel u yooke', de u xaaw úulum. U yich beya', formalmente jach jump'éel ko'olel, jump'éel señorita tu yilaj. U cuerpo ko'olel yaan ti', u vestido ko'olel yaan ti', jach formal, ki'ichpan le ko'olel tu yilo'.

—Le bejle', como vaca ken a paye', ko'olel ta wilaj —ku ya'ala'al bin ti'—, le ba'ax k'iinjeako', xiib ta wile', tumen toro ta payaj. Bejla'e', ma'. Vaca túun ken a paye', y bejla'e', le orientación ts'a'ab teech le ba'ax k'iinjeak, le tsikbal ta meentaj yéetel le in jefeo', leti', le ken a ka' procurart a meentiko'. Suutabáaj, sut a pu'uch. Pak te' banda je'el táanxilo' —ku ya'ala'al bin ti'.

Ka tu paktaj paachil ti'e', ka tu sutaj u yich tu'ux yaan le ko'olele', jump'éel vaca wa'alakbali'.

—Entonces beorae', nika'aj in wile', a valentia —ku ya'ala'al bin ti'—. ¡Wa'alen! Plantar bey u wa'atal jump'éel toreroe', ¡póoncha'at óoxtéen le lu'umo'!

Le bin ka wa'alaj ka tu plantartubáaje', ka tu póoncha'at óoxtéen le lu'umo', le ku taal le k'óocho' ku ya'alike':

—Chéen ich in kíimil tin jechaj wale'. Ma' tu meentaj teen mixba'ali'. Leten le ka tin ka' paktaj paachile', le ku ka' suut. Chéen úuch in li'isik jump'éel in k'abe', máan tu meentaj. U ts'ook u yóox téeno' —ku ya'alik—, tin wilaj jach tu k'uchul, ts'o'ok u k'uchul tin wiknal —ku ya'alik—. Ts'o'ok u k'uchul tin wiknale', jawk'ajen beya', ma' k'aja'an teen mixba'al despuesi'. Wenel tin ka' meentaj —ku ya'alik—, le ka sáasije', mix in camisa, mix in pantalón, chéen in calzoncillo yaan. Min wojele', tu'ux bisa'ab in nook' —ku ya'alik—. Tu cuatro días ka suunajen in wil te' lugaro', le tu'ux lúubeno', ti' peka'an in nook'i' —ku ya'alik—, ti' tin ch'a'aj maas, ti' tin káaj in ch'a'ik sajkili'. Tumen ts'in wilike', de que ma', lelo' ma' yutsil ba'ali'. Entonces ka tin wa'alaje': «Pues ma' vencidoeni', tu ts'ook óoxtéene', yaan in taal.»

Ti' wa'alakbal beyo', mixba'al ku yilik. Chéen tu t'aan bey tu juun. Ka bin tu ya'alaj beya':

—Pues yaan in ka' suut.

Ka tu yu'ubaj bin paachil ti'e':

—Ma'alob hijo, wa yaan a suute', bienvenidoech tu ka'atéen weye', u último día je'elo'. Lelo' uti'alak jump'éel triunfo, uti'al u garantizare' le meyaj, le pacto k meentmo'. Pero ts'in wilik valienteech. Ma' sajakechi'. Bejla', ti' le viernes je'ela', yaan u tocare', a payike' jump'éel táankelem toro.

—Ma'alob— ku ya'alik bin.

—Chéen ba'ax unicoe', teche', yaan teech jump'éel tuukul a taale', ka'atúulech. Tumen ts'o'ok a takik in jo'ol —ku ya'ala'al bin ti'—, ts'a wa'alik ti' a watane', de que ja'alibe': «In watan, yaan a acompañartiken ti' le vez je'ela'. Tumen wa kíinsa'abene', a wojel ba'ax o'olal kin kíimil. Ta wilaj tu'ux kíimen, yaan a acompañartiken.» ¿Masima'? Bey ta wa'alaj ti' a watano' —ku ya'ala'al bin ti'.

—Pues, bey tin wa'alaj ti'o'.

—Entonces, ma' debe ser a takik in jo'ol ti'i'. Tumen ts'in ts'aik u náayt leti'e', de que wey teech, de por si wey ka taal a wilene'. U yojel ba'ax ku úuchul teech.

—¿Pero ba'an túun kun úuchul teen, patrón?

—Tu momentoil kan a wil ba'ax kun úuchul teech. Pero le a palabrao', yaan a cumplirtik. Tumen wa ma' ten a cumplirte', óoxtúul a paalalo', yaan u taal tin wiknal. Yaan in bisiko'ob, así que, ¿ka prefertik in bisik le óoxtúul paalalo'obo' wáaj a cumplirtik a palabra?

—Pues patrón, míin mejor kin cumplirtik in palabra, que ka a ch'a' teen óoxtúul in paalalo'.

Óoxtúul legal u paalal. Jump'éel, ts'ombil meenta'ab juntúul u hijo te'ela', yéetel ka'atúul bin chéen beyo'. Bueno, pues tu cumplirt le palabrao', las once de la noche ka luk' weye', yéetel u tsíimin. Chéen u tsíimin tu bisaj, ma' tu bis u yatani'. Ka jk'uch te' lugaro', ku yilik bine', jump'éel k'áak' ku yelel tu'ux ku pa'atalo'. Tu kilim le k'áak'o'. Le ka jk'uche', tu bak'paach bey le k'áak'o', tia'an óoxtúul wakaxi'. Jump'éel vaca, jump'éel nojoch toro yéetel jump'éel táankelem, le jump'éel becerro beyo'.

—¿Taalech a ch'a' le triunfoo'?

—Pues taalen in wilej.

—¿Máakalmáak ti' le óoxtúul ken a yéeyo'? —ku ya'alal bin ti'—, ¿le nojocho', le je'el yaan chúumuko', wáaj le yaan te' xts'íikilo'?

—Pues patrón, decididoen. Le ken a wa'ale', leti' le ken in meento'. Ma' teen ken in yéey ba'axi'.

—A compromiso teech tu ts'ook díae', leti' le je'ela', leti' le becerroo'. Leti' le ken a enfrentartabáaj beora yéetela'. Ka'apuul no más ken a jech ti'. Tumen wa ta jech le ka'apuul ti'o', ka bisik jump'éel ma'alob meyaj.

Entonces, ka bin tu yu'ubaj bin u papaxk'abta'al. Paktik u bak'paachil tu'ux yaan le k'áak'o', puro gente. Le u papaxk'abta'al beyo', u papaxk'abta'al. Ka tu taal jump'éel valor ti', pero tremendo. Bey jump'éel máak jach jóok'a'an u decidirmubáaj uti'al kíimile'.

—Ooritase', yaan a bin, diez metrosil. Diez metros ken a póoncha'at óoxtéen le lu'umo', le ku jóok' le wakax ta toojilo', pero jech ti' wale'.

—Bueno, ma'alob.

Le ka jk'uch bin te' diez metrosilo', ka tu póoncha'ataj óoxtéen le lu'umo'. Tu chúumuk le k'áak' bino', ti' jóok' le wakaxo'. Ka tu yil u jóok' le wakax bin chúumuk le k'aak'o', pero tu tiis le tu'ux yaan u baak le wakax beya', tu yilik u tiis le k'áak'o'ob bin bey tu baak le wakaxo'. Le te' bin páajtij u yilik le momento. Jumpuul, chéen bin juntéen, jump'éel k'óoch tu jechaj beyo'. U de maasile', ma' k'aja'an ti'i', ba'ax, bix ts'o'okiki'. Le ka aaj las cinco de la mañanae', chéen u t'aan le ch'íich'o'ob bin ajso'. Jump'éel silencio yaan te' lugar tu'ux p'áato'. Mixba'al bin páat u yilik.

Le nojoch máako', le pacto tu meentaj yéetel u k'aasil ba'alo', ma' tu kanaj toreroili'. ¿A wojel wáaj ba'ax tu kanaj? Le máako' p'áat pulya'ajil. Chéen u máan u meent k'aas ti' u yéet wíinikilo'ob. Ku yila'al te' baanda u taanajo', ti' ku yila'al u jóok'ol jump'éel wakaxi', leti' mismo. Ku yila'al u jóok'ol jump'éel wakax ich le solaro', ku yila'al u bin. Tu'ux banda tu meent le pacto yéetel le k'aasil ba'alo', ti' ku bin, ku bin yawati'. Cada ocho días, cada uti'al viernese', yaan u bin u xíimbaltej, u nojochilo'. Pero leti'e', ma' tu bin de máak, si no que de ba'alche' ikil u bin.

De repentee', jo'op u meentik k'aas beyo'. Le ka k'ajóolta'ab de que ba'ax clase personail le máako', u meentmaj pacto yéetel le diabloo', ts'ombil meenta'abij. Te' tu beel le u k'aaba' le lugara', Beetsíinkij u k'aaba' le lugaro'. Beetsíinkij ts'o'onij. Tu meentaj k'aas, tu kíins u papaj le máako'oba', ka bo'olta'abe', u kíinsa'al leti'. Pero ka a'ala'abe', ¿bix ju kíinsa'ale'? Pues único traicionarbil, ts'ombil. Pa'ata'ab tu beel u kool, ti' kíinsa'abi'. Bey ts'o'okik u vida Don Ana Martino'.

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REFERENCIA: Can Canul, César y Rodrigo Gutiérrez Bravo (2016). Narraciones mayas de Campeche. Ciudad de México: Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. Recuperado de: https://site.inali.gob.mx/publicaciones/narraciones_mayas_campeche.pdf

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