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L5. "El Way Kot y el Way Pop", Felipe May Koyoc | Narraciones mayas de Campeche

Arte digital generado desde Ideogram AI

Nuestra charla será el viernes 12 de abril de 2024 a las 20:00 hrs., por Facebook Live


Narrado por Felipe May Koyoc, de 73 años, originaria de Kilómetro 36, Escárcega, Campeche


Versión castellana

El Way Kot y el Way Pop

César: Señor, ¿y la historia que me mencionó hace un rato sobre el Way Kot?

Felipe: Aah, el Way Kot, eso me lo platicaba el difunto de mi abuelo, cuando descansábamos como ahora. Porque mi abuelo era campesino también, me llevaba a la selva. Desde pequeño, yo lloraba para que me llevaran a la selva. Quizá era mi destino trabajar en la selva. Me lo platicaba cuando descansábamos en una casita, en medio de la selva, lejos, por los rumbos del pueblo de Hecelchakán. Casi saliendo por Bolonchén íbamos a hacer nuestra milpa, lejos del pueblo, nos alejábamos. Así que me platicaba entonces. Yo le preguntaba:

—Abuelo, ¿qué es eso que le dicen Way Kot?

—Ése es el Way Kot. Es un brujo, vuela y se va a la mitad del mar, ahí descansa — decía mi abuelo.

Dicen que cuando va a volar, bueno, cuando va a levantar el vuelo, cuando se va a ir, ahí donde está a veces no se ven ni las nubes, pero cae una llovizna. Es la llovizna del vuelo del Way Kot. Llovizna cuando vuela aunque no haya nubes, cuando se va. Así me lo decía. Pues así me lo platicaba, que traía mercancía, que traía mercancía para los pobres, para repartírsela a los pobres. ¡Quién sabe de dónde la traía! Pero ayudaba a los pobres. Dicen que había un dzul* allá que no lo veían nunca. Nunca veían que descargara mercancía, pero su tienda estaba muy bien, ¡si vieras!

César: Aah, era una persona.

Felipe: Ajá, sí. Ésa es la ayuda que daba.

César: No se sabía de dónde…

Felipe: No se sabía de dónde traía la mercancía, quizás la traía de muy lejos, claro.

César: ¿Entonces él no le hacía daño a las personas?

Felipe: No. Él no hacía daño. Pero entonces hubo uno que, decía mi abuelo que ése sí. “Los semanales”, decía mi abuelo. Yo le preguntaba:

—¿Por qué les decían los semanales?

—Porque se los llevaban a trabajar.

—¿Y a dónde los llevaban?

—A un fuerte, pero no sé si era en el estado de Campeche, no sé a dónde. Cada semana tenían que llevarse a cuatro personas —me decía.

Cuando terminaba cada semana, decía el patrón:

—Pues no están los chambeadores. Los trabajadores que fueron, ya no están: se fueron.

Pero, ¿cómo se iban a ir? ¿A dónde? Si son pobres, y no tienen para irse más lejos. ¿Dónde estarían? Lo que pasa es que el patrón se los llevaba, los raptaba. Entonces a ése es al que le dicen Way Pop.

César: Aah, ése es el Way Pop.

Felipe: Ése es el Way Pop, es un brujo. ¿Cómo le dicen? También es un pájaro. Entonces dicen que se llevaba a los semanales para venderlos.

César: ¿Cómo le dicen a ese brujo?

Felipe: Brujo, Way Pop. Dicen que vendía a la gente, con la que luego hacían jabón. Y cuando le tocó a un campesino, le dijeron: “Tienen que ir al semanal”. Cada semana necesitaba personas, cuatro, para limpiar su huerto, en los cultivos.

César: ¿Y esas personas, a dónde se las llevaba el Way Pop?

Felipe: Lejos, sepa Dios a dónde se los llevaba. A aquella persona, cuando le toco ir, fue con su compadre y le dijo:

—Compadre, ya nos toca el semanal, dicen que tenemos que ir.

—Pero compadre, pues dicen que se llevan a los semanales y ya no vuelven. No sabemos qué es de ellos. Quizás los matan, o no sabemos.

—Pues ni modo compadre, órdenes son órdenes.

Y como estaban como si fueran esclavos, en esa época eran esclavos ¡y punto! Había esclavitud, porque hubo esclavitud. Decía el difunto de mi abuelo: “No podías descansar como descanso yo ahora. Sólo se descansaba un ratito, apenas terminabas de comer y ya te ibas al trabajo otra vez. Tenías que seguir las órdenes del patrón, de los dzules”.

César: ¿Los semanales, entonces, eran enviados por sus patrones?

Felipe: Sí, se los llevaban. Y se llevaron al compadre con el que era su compadre. Entrando la noche, llegaron allá y les dieron de comer, porque sí les daban de comer. Ya luego les dijeron:

—Mañana a las cinco de la mañana, ¡listo! Aquí van a trabajar, sí.

—Sí, está bien.

Entraron a la casa donde se iban a quedar. Ya oscurecía, ya estaba oscuro ahí donde los llevaron a trabajar. El patrón y la patrona platicaban:

—Pues ya vino la gente. Espera a que se duerman profundamente. Cuando se duerman profundamente, de una vez los llevamos.

El compadre al escucharlos se preguntaba:

—¿Y a dónde nos llevarán? Entonces sí es cierto que venden a los que somos semanales. ¿A dónde se los llevan, qué ha sido de ellos? ¡Éste es nuestro fin!

Y le dijo a su compadre:

—¡No te duermas, no se duerman! ¡No te duermas!

Pero quizás tenían mucho sueño, o los estaban hechizando para que se durmieran. Porque de antes dicen que si te hechizaban para que te durmieras, te dormías, te dormías profundamente. Entonces se quedaron dormidos los dos, los otros dos. Aquél otro, el compadre, se entercó y no se dormía, no se dormía, ¡no! Cuando llegó el patrón y abrió la puerta, vio que estaban dormidos:

—Ah. Están dormidos, ya están profundamente dormidos. Ya es la una, ya se me estaba haciendo tarde.

—Pues sácalos.

Y los sacaron, la patrona se puso a sacar a las dos personas. Y dio la casualidad que a los sacaron fue a los dos compadres que habían traído. Entonces el patrón se convirtió en pájaro, se convirtió en Way Pop. Acomodaron bien a esas dos personas en sus alas, se impulsó de la tierra y ¡piiish! Se fue, se fue volando. El compadre, desde que se elevó el pájaro, abrió los ojos para ver a dónde iba. Se iba, se iba. ¡Vámonos! Se iba el pájaro, se iba. Y sí era cierto que a la mitad del mar se detenía, quizás había un árbol ahí, y ahí se detenía a descansar. Se detuvo, ahí se detuvo a descansar, ya se había cansado de volar. Dicen que estaba muy lejos a donde iba —así lo contaba el compadre, dicen que así lo contaba— estaba muy lejos donde los llevaron. El pájaro siguió volando sobre el mar, hasta el final. Atravesó el mar. Bueno, hasta que llegó a donde tenía que llegar y tocó a la puerta. Ya lo esperaban, y le dijeron:

—¿A cuántos trajiste?

—A dos.

—Está bien, pásalos por aquí.

Los pasaron a un cuarto en donde estaban contando dinero. ¡Pura plata!

—Llegaste justo a la hora —le dijo la persona que lo recibió.

Entonces el compadre notó que había mucho silencio, no había ningún ruido.

—Pues ya me voy —dijo el que los llevó, el patrón.

—Bueno.

¡Y vámonos! Se fue. Pues dicen que dijo el compadre:

—Puf, ni modo.

Entonces notó que los otros semanales que ya estaban ahí, no tenían brazos, ni piernas, estaban todos mutilados. Sí les daban de comer pero ya les habían cortado los pies a todos. Así es, y cuando las personas que compraban a los semanales salieron de ahí, el compadre dijo:

—Compadre, ¿y cómo le vamos a hacer? ¿Nos vamos a quedar aquí?

—¿Pues cómo le haríamos, compadre? ¿A dónde podríamos escapar? Esto ya estuvo, aquí voy a morir. Así voy a quedar como éstos.

—No terminarás así compadre. ¡Vamos! Ahorita nos vamos.

—Pero compadre, ¿cómo nos vamos a ir? ¿Cómo nos vamos?

—Así es, compadre, ahorita nos vamos. Si yo también, yo también puedo.

Entonces pateó el techo y se abrió.

—¡Vamos compadre! Sólo que si puedes, saca a uno de los mutilados.

—Aah, pues vamos. Y después el compadre lo platicaba así: “Y nos sacó y ya estábamos sobre el techo. Nos cargó también.” Entonces el otro compadre voló también, él también tenía poderes. Tenía poderes, sólo que no los mostraba.

César: No los mostraba.

Felipe: Claro. Y jálale, así regresaron, así fue. Ahí donde se había detenido el patrón, ahí se detuvieron ellos también. Un rato después, ¡vámonos! Aterrizaron en la puerta del patrón. El patrón ya había llegado, acababa de llegar.

—Hace rato que escuché que llegaste, —le dijo su esposa—. Hace rato escuché que llegaste.

—¡Cómo crees!

—Hace rato escuché que aterrizaste aquí en la puerta, esperaba que tocaras pero no…

—Aah, pues tal vez fue mi fantasma.

Bueno, pues lo que pasa es que al que había escuchado llegar la patrona fue al otro, al compadre que tenía poderes. Le ganaron al patrón, llegó más rápido el otro.

César: Llegó primero el otro.

Felipe: Ajá. Entonces los compadres entraron a donde se quedaban. Cuando amaneció, a las cinco de la mañana, tomaron sus herramientas de trabajo y se pusieron a trabajar, a trabajar, barrían. Barrían tan fuerte que hasta en la puerta golpeaba la basura. Se despertó el patrón y dijo:

—Bueno, ¿en dónde están trabajando tan arduamente estas personas? ¿Pues cuántas personas están trabajando?

Y empezó a preguntar:

—¿Qué es lo que pasa? ¿Quién está ahí trabajando?

—Pues nosotros, patrón.

El patrón se asustó cuando los vio.

—Si éstos son a los que llevé. ¿Qué pasa? ¿Pues de dónde vienen? ¿Qué pasa?

—¿Que qué pasa? Pues venimos a trabajar.

El Way Pop entró a su casa, se encerró y le dijo a su esposa:

—Las personas que me llevé, regresaron

—¿Cómo que regresaron?

—Sí, regresaron.

—Pero, ¿cómo? ¿Dónde los dejaste?

—Pues si yo los llevé hasta allá, pero volvieron. Esto lo van a contar, van a decir qué fue lo que pasó.

Entonces se encerraron ahí.

—Ni modo, esto no tiene solución, pues hasta aquí, hasta aquí llegó esto.

Y se suicidaron. Así que las personas, los semanales, los compadres, dieron parte a las autoridades de que a los semanales que se perdían, los mataban. Así se acabaron los semanales, decía el difunto de mi abuelo.

Dzul. En este cuento se refiere a un hacendado (Nota del traductor)

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Versión maya

JWáay Koot yéetel JWáay Póop

César: ¿Kux túun le chan tsikbal ka wa'alik teen sáamake', nojoch máak? Le yo'olal le Jwáay Kooto'. ¡Ya'ab le tsikbalo'!

Felipe: Aaa, le Wáay Kooto'. Lelo' ku tsikbaltik teen animáas in abueloile'. Beya' yaan oorae', táan k je'elel, tumen in abueloe', campesino xan, ku bisiken k'áax. Tene', desde chichanene', ok'oltbil in meentik ka bisa'aken k'áax. Míin in suerte uti'al in meyaj k'áax. Beya', táan k je'elel beya', ti' jump'éel chan naj beya', chéen ts'u' k'áax. Náach, tu banda kaaj Hecelchakano', tu baanda Bolonch'e'en, casi, k jóok'ol k meent k kool. Náach te' kaaj, k náachtal. Yaske ku jo'opol u tsikbaltik teen beyo'. Kin wa'alik ti'e': «Abuelo, ¿ba'ax túun le ku ya'ala'alo', Wáay Koot?»

—Lelo' Wáay Koot. Lelo' wáay, ku volar, ku xik'nal, ku bin. Chúumuk k'a'anab bine', ti' ku je'eleli' —ku ya'alik.

Ku ya'ala'al le kan líik'ike', bueno, le uti'al u chumpal u líik'ilo', kan u ya'al ku bine', le te' yaan oora mix múunyal yaane', ka wu'uyike' táan tóosja'. U tóosja'il bin, le tu'ux ku bin le Wáay Kooto'. Ku yaantal u tóosja'il. Ts'o'okole', mina'an múunyal. Ku bin, lelo' ku bin. Pues bey u tsikbaltik teeno'. Ku taasik bin mercancía, ku taasik bin mercancía uti'al óotsil, uti'al u t'ox ti' óotsilo'obo'. Quién sabe tu'ux ku ch'a'ik. Ku yáantik óotsil. Yaan jump'éel ts'uul te'elo'. Ku ya'aliko'obe' mina'an, mix juntéen ku yila'al bey u sen éens mercanciao', pero u tiendae', ¡pero mira! Ma'alob anil.

César: Aa, juntúul máak.

Felipe: Ujum. Sí. Leti' le ayuda ku ts'aiko'.

César: Ma' ojéela'an tu'uxi'.

Felipe: Ma' ojéela'ane' tu'ux ku ch'a'ik. Náach ku ch'a'ik wale', claro.

César: ¿Mun beetik k'aas túun ti' máak?

Felipe: Ma', leti' ma' tu meentik k'aas. Entonces yaan juntúul anjile', ku ya'alike', lelo' «Semana'ob» ku ya'alik. Kin wa'alik ti'e':

—¿Ba'axten ku ya'ala'al ti' semana?

—Tumen ku bisa'alo'ob meyaj.

—¿Tu'un ku bisa'alo'ob meyaj?

—Ti' jump'éel fuerte pero ma' in wojele', wa estado Kaampech, ma' in wojel tu'uxi'.

Cada semana yaan u bisa'al cuatro personas —bix u ya'alik teen.

Le káan núup'uk le semanao', ku ya'alik le ts'uulo':

—Mina'an le chambeadoro'ob, le meyajo'ob bino'obo', mina'an.

Bino'ob bin. ¿Pero bix kun bino'ob? Tu'un kun bino'ob? Si óotsilo'ob, mina'an uti'al u bino'ob mas náach. ¿Tu'ux kun ts'o'okolo'ob? Si no que ku bisik. Lelo' lete' túun le ku ya'ala'al u Wáay Póopil.

César: Aan, ¿lelo' Wáay Póop?

Felipe: Wáay Póop, wáay, ¿bix u ya'ala'al ti'? Láayli' ch'íich'e'. Entonces ku bisik túun bin u kon le semana'obo'.

César: ¿Bix u k'aaba' le wáayo'?

Felipe: Wáay, Wáay Póop. Ku konik bin le genteo', lete' ku meenta'al u jabonilo'. Úuch ku ya'ala'alo'. Ya que ka tocarnaj ti' jump'éel campesino beyo', ka a'ala'ab ti': «Yaan a bine'ex le semanao'». Cada semanae', k'abéet persona ti'. Cuatro, uti'al limpiar bin u huerto, ich pak'alo'ob.

César: ¿Tu'ux túun ku bisa'alo'ob beyo', tumen le máako'?

Felipe: Náach, sabe Dios tu'ux ku bisa'alo'ob. Le máak túuno', ka tocarnaj ti' bey u bino', yéetel u compadre. Ka tu ya'alaje':

—Compadre, ts'o'ok u tocar to'on le semana. Yaan k bin, bin.

—Pero compadre, ku ya'ala'ale', ku bisa'al le semana'ob, ma' suuto'ob. Ma' k ojele' tu'ux ku ts'o'okolo'ob. Ku kíinsa'alob wáaj... ma' k ojeli'.

—Pues, ni modo compadre, ordene', orden.

Como jump'éel esclavo anilo'ob, le tiempo je'elo'. Le tiempo je'elo', esclavo, ¡baj! Esclavitud, porque máanja'an esclavitud. Ku ya'alik animáas in abueloe': «Mina'an, ba'ax kan je'elel, je'ex in je'elel bejla'a', jump'íit oora nomás. Chéen a jaanale', ta ka' bin meyaj. Mandarbil a meenta'al tumen ts'uulo'ob, tumen le nukuch ts'uulo'obo'».

César: ¿Le semana'ob túuno', u ts'uulilo'ob túuxtiko'ob?

Felipe: Leti'. Ku bisa'alo'ob. Ka jbisa'ab le compadreo', compadre'ob beyo'. Ka ok le nocheo', ka jk'usa'abo'ob te'elo, tséenta'abo'ob bin. Sí ku tséenta'alo'ob. Ka a'ala'ab ti'obe':

—Sáamal las cincoe', listo! Te' kan meyaje'ex te'ela', jan.

—Aan.

Oko'ob tu'ux ku ts'a'abalo'ob te' najo'. Ts'o'okij, tu yáa'bital. Tu yáa'bitale', ku ya'alik bin le ts'uulo' yéetel le xunáan, tu'ux ku meyajo'obo':

—Pues taal le gentea', pa'at u t'úubul u wenelo'ob, kan t'úubuk u weenelo'obe', táanile', k bisiko'obe'.

Le compadreo', ku yu'ubik bine', ku ya'alik bine':

—¿Tu'un ken k bisbil? Pues lela', jaaj le ku ko'onol le k semana'oba', ¿tu'ux ts'o'ok, tu'ux ku ts'o'okol?

Pues ts'o'okij, le máako' ku ya'alik bin ti' u compadreo':

—Ma' wenel, ma' wenele'ex, ¡ma' a wenel!

Pero como taak u wenelo'ob wale', wáaj tu pu'ulul wenel ti'ob beyo'. Úuch ku ya'ala'ale', ku pu'ulul teech wenele', ka wenel, t'úubul a wenel. Yaskee' ka jweeno'ob bin le ka'atúulo'. Le juntúul le compadreo', leti'e', terco, ma' tu wenel. Ma' tu wenel, ma' túun. ¡Aa! Ka jtaal le ts'uulo'. Tu je' le joonajo', ka tu yilaje' tu wenelo'ob.

—Aj. Tu wenelo'ob, ts'u t'úubul u wenelo'ob. Ts'o'okij, ts'u áa'bil xan, la una, áa'bil teen.

—Pues jo'osej.

Jo'oso'ob bin. Le xunáan, je' ku jo'osik le ka'atúul máako'. Jach tocarnaj xane', leti' le compadre'ob jbisa'abo'obo'. Jo'osa'abe', ¡jáala! Pues u suutikubáaj ch'íich'il, Wáay Póop, suutubáaj. Ma'alob ka jkapkúunta'ab le máako'obo', tu xiik'. Jáan kóocha'taj lu'ume', ¡piiiix! ¡Bin tu meentaj! Binij. Le máake', le compadre desde ka jna'ak le ch'íich' ka'analo', ka tu p'ilaj u yich u yile' tu'ux ku bin. Tu bin, tu bin. ¡Jáala! Tu bin le ch'íich'o', tu bin. Jach jaaj chúumuk k'a'anab beya', míin jump'éel maata che'i', ti' ku je'elo'obi'. Je'elij, ti' jáan je'eli', ts'u ka'anal volar. Despuese', náach, ku ya'alik le máako', ku ya'alik bino', náach tu'ux bisa'abo'obo'. Láayli' yóok'ol ja' ku bin le ch'íich'o', xuul, tu cruzart le ja'o'. Bueno, ka jkúul te' tu'ux yaan u k'uchulo', ka jt'aanajij. Tu pa'ata'al, ka a'ala'ab ti'e':

—¿Jaytúul ta taasaji'?

—Ka'atúul.

—Aah, bueno. Máanso'ob wey.

Máansa'abo'ob te' cuartoa'. Tu xo'okoles le taak'ino', ¡puro plata!

—Tu oorail —ku ya'alik le máak bino'.

Entonces, le ka tu yu'ubaj le máako', silencio.

—Pues tin bin —le juntúule', le biso'obo'.

—Ma'alob.

¡Jáala! Bin tu ka'atéen. Pues ka tu ya'alaj bin le máak, le compadre xano', ku ya'alik bine':

—Pij, ni modos.

Ku yilik bine', uláak'o'ob le semanao', bisa'ano'obo', mina'an u k'abo'ob, mina'an u yooko'ob. Láaj xota'ano'ob. Jaaj, ku tséenta'alo'ob, pero ts'o'ok u láaj xo'otol u yooko'ob. Jan, ka jbino'ob. Leti' le compadreo', ku ya'alik bine':

—Compadre, ¿bix túun kéen k meentik? ¿Yaan wáaj túun k p'áatal weye'?

—¿Bix túun compadre? ¿Tu'un kin bin? Si lela' ts'oka'an, lela' wey kin kíimil… bey kin ts'o'okol je'ex u ts'o'okol lelo'oba'.

—Pues ma' táan a ts'o'okol beyo', compadre. ¡Ko'ox! Beora táan k bin.

—Pero compadre, ¿bix kin bin? ¿Bix kin bin?

—Jan, compadre, beora táan k bina'. Si léeyli' xan tene', léeyli' je' in páajtal xane'. Ka bin tu kóocha't le techo, le máako'. Je'paj le techoo'.

—Ko'ox compadre, jo'os, waba'axe' jo'os teen juntúul le móocho'.

—Jan. Pues ko'ox. «Jo'oso'on, yóok'ol le techo yaano'ono', kuchaj xan».

¡Jáalale! Xik'nalnaj xan le máako'. Leti'e', léeyli' xan yaan poder ti'e', yaan poder ti'. Chéen, leti'e', ma'atech u ye'esik.

César: Ma'atech u ye'esik.

Felipe: Claro. Jáala, ka jtaalo'ob bin, jan, jan. Ti' le tu'ux je'el le ts'uul bine', ti' je'elo'ob xani'. Jump'íit oora je'eleko'obe', jan. Ka jkúulo'ob te' tu joonaj ti' le ts'uule'. Le ts'uule', ts'o'ok u k'uchul, táant u k'uchul xane'. Ku ya'ala'al bin ti'e':

—Sáam in wu'uy a k'uchul —ku ya'ala'al bakáan ti' ts'uulo'—, sáam in wu'uy a k'uchul.

—¡Bix a wa'alik!

—Sáam, tin wu'uy a kúulul te' joonaja'. Pero despuese', tin pa'atik a t'aane', ma'.

—Aaj, míin chéen in pixan.

Je'elo', leti' le uláak' bakáan jk'ucho'. Ganarta'abij, maas chich binik.

César: Táanil k'uch uláak'o'.

Felipe: Ajan. Entonces ka j-oko'ob te' tu'uxano'obo'. Ka jsáasil, las cinco de la mañanae', tu ch'a'aj u nu'ukul u meyajo'ob. ¡Jáala! Ka jo'op u meyajo'ob, u meyajo'ob, míistiko'ob. Tak te' joonaj ku tsa'ayal le basuraso'obo'. Ka aaj le ts'uulo', ku ya'alike':

—Bueno, ¿tu'ux ku sen meyaj le máako'oba'? ¿Pues jaytúul ku meyaji'?

Ka tu ya'alaj bine':

—¿Ba'ax ku yúuchul? ¿Máax ku meyaj?

—Pues to'on, ts'uul.

Jáak' u yóol. Ka tu yilaje'.

—Si lela', leti' le tin biso'oba'. ¿Ba'ax ku yúuchul? ¿Pues tu'ux? ¿Ba'an?

—¿Ba'ax ku yúuchul? Taalo'on meyaj.

Ka ok bin te' tu naajilo', ka tu k'alajubae', ka tu ya'alaj ti' xunáano'. Ku ya'alik bine':

—Le máako'ob tin biso'obe', suunajo'obij.

—¿Bix u suuto'ob?

—Suunajo'obij.

—¿Pero bix? ¿Tu'ux ta ts'ajo'ob?

—Pues si tene', tin biso'ob tolo'. Suunajo'obij. Lela' yaan u ya'aliko'ob, yaan u ya'aliko'ob ba'ax úuchij. Ajan.

Ka tu k'alajuba'ob.

—Mina'an modo, tene', mina'an. Pues, wey ku xu'ulule'.

Ka tu kíinsuba'ob. Ya que le máako'ob, le semana'obe', ka tu ts'ajo'ob bin parte de que le semana'ob ku sa'atalo'obo', kíinsbil u meenta'alo'ob, aj. Bey xu'ulik semana, ku ya'alik animáas in abueloilo'.


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REFERENCIA: Can Canul, César y Rodrigo Gutiérrez Bravo (2016). Narraciones mayas de Campeche. Ciudad de México: Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. Recuperado de: https://site.inali.gob.mx/publicaciones/narraciones_mayas_campeche.pdf


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