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L4. "Juan T'ot'lin" - "Xwáay Wakax" - "Chan k'éek'en", Alfonso Tamay Chí | Narraciones mayas de Campeche

Arte digital generado desde Ideogram AI

Nuestra charla será el viernes 29 de marzo de 2024 a las 20:00 hrs., por Facebook Live


Narrado por Alfonso Tamay Chí, de 68 años, originario de Hecelchakán, Hecelchakán, Campeche


Versión castellana

Juan T'ot'lin

Hubo una vez un muchacho que le gustaba pasear, andaba en lo más profundo de la selva. Un día de esos en que andaba, andaba, y andaba paseando, se perdió en lo más profundo de la selva. Se quedó el muchacho perdido y con miedo, le habían provocado miedo, le provocaron miedo. Entonces un señor se le acercó, le habló y le dijo:

—¿Qué te sucede muchacho?

—No me pasa nada, pero estoy perdido.

—¿De dónde vienes?

—Vengo de una pequeña casita, pero ya no sé dónde queda.

—¿Quieres que te lleve a algún camino?

—Sí, quiero que me lleves al camino.

—Está bien, cierra los ojos. Sólo que tendrás que aceptar lo que te voy a decir.

—¿Y qué me vas a decir? Lo que sea que me vayas a decir lo haré.

—No, no tienes que hacer nada, lo único que quiero es que escuches muy, muy bien lo que te voy a decir. Todo esto que te voy a dar es para que andes y así nunca te perderás. Te voy a dar algo pequeño para que cargues, y lo que encuentres de comer, ahí vas a guardarlo para comértelo después.

—Pues está bien, acepto.

Y agarraron y le pusieron en su espalda una pequeña mochila de palma tejida. Le pusieron la pequeña petaca y comenzó a irse. Mientras caminaba se dio cuenta de que sus pies se habían volteado al revés y dijo:

—¿Por qué me pasó esto? No sé por qué… ¡Aah! Ya sé, es para que no puedan encontrarme.

Siguió andando así, con sus pies volteados al revés, sus dos talones los tenía hacia enfrente. Entonces le dio hambre. De repente vio a un venadito y le dijo:

—Animalito, te voy a tener que comer. Tengo hambre, tengo sed. Voy a beber tu sangre, y es tu carne lo que voy a comer para saciar mi hambre.

Así anduvo hasta que agarró al venadito, lo capturó y le rompió el lomo, porque se había vuelto muy fuerte. ¡Ese muchachito que se había perdido, se había convertido en un gigante! Agarró al venadito, lo estrujó, y lo puso en su pequeño baúl. El baúl es a lo que le dicen morral, le dicen mochila, maleta, así le dicen también. Ajá, así es en español. Te lo digo para que puedas entender, después ya arreglarán bien esta pequeña historia. Pues bien, se iba, se iba, se iba y de repente quiso sentarse. ¡Mare! Vio que no podía sentarse, había quedado con las piernas rígidas y se le habían alargado los brazos, y dijo:

—¿Qué me pasó? ¿Qué es esto, qué me pasó? Pues bien, las condiciones que acepté, dámelas. ¡Al menos puedo sentir que todavía sigo con vida!

Entonces así siguió yendo por la selva. Cuando se cansaba se recargaba en un árbol, no podía doblar la espalda ni las piernas para sentarse. Al anochecer se recargaba de un árbol y así se quedaba con sus zapatos puestos. Cuando tenía hambre sacaba su comida de su mochila, se la comía y se bebía la sangre, tal como le habían dicho que sería. Al amanecer, sólo se iba, y seguía caminando y caminando. Un día, de repente lo vieron otras personas, y dijeron:

—¿Y qué será esta cosa?

—¡Aah! A éste lo conozco, lo conozco. ¡Es el muchachito perdido!

Pero como tenía las piernas largas, cuando se va, de verdad se va rápido y no se le puede alcanzar. ¡En cuántos lugares donde lo veían, sólo daba la media vuelta y se perdía! Uno anda buscando a ver por dónde se fue caminando y ves las huellas de sus talones, pero están al revés, de frente. Pareciera que se va por una dirección, porque ves que las huellas avanzan, pero tú terminas yéndote por otra dirección diferente. Porque él no camina como nosotros. Nuestros pies están de frente, pero a él, si lo persigues, nunca lo vas a poder encontrar, porque sus pies quedaron al revés. Así quedó, y se perdió, se perdió.

Llegó a un claro y estuvo pensando:

—¿Cómo voy a volver a casa? Quiero ver a mi papá, a mi mamá, a mis hermanos. Voy a volver a casa.

Y así se iba, se iba en lo más profundo de la selva, se iba en lo más profundo de la selva. Iba capturando animales para comérselos. Cuando ya estaba llena la mochila que llevaba, de repente se escuchaba un ruido, cuando andaba se escuchaba como iba, “¡taan, taan, taan, taan, taan, taan, tan!”, como si estuvieran tocando un tambor. Pero era él que venía con su mochila en la espalda, eso era lo que venía sonando. Entonces las personas se preguntaban:

—¿Quién será el que viene? ¿Quién será el que viene?

—Es un animal de la selva. ¡Es un animal de la selva!

Todos se escondían de él porque pensaban que era un demonio. Así andaba Juan, nomás así andaba el pobre Juan. En eso llegó a un pueblo, pero cuando llegó a ese pueblo, las personas huían de él. Nadie se quedaba en su casa, todos salían huyendo, corrían de él.

Entonces pensó Juan:

—¿Y qué va a ser de mí? ¿Con quién me voy a quedar? Ni modo, se acabó mi vida, voy a regresarme de donde vengo, nadie me quiere.

Todas las personas le temían a Juan Totlín. Se regresó a la selva, se regresó a la selva y ahí murió. Así termina el cuento de Juan Totlín.

Way Wakax

Les voy a platicar sobre el Way Wakax*. Esto es lo que se cuenta. Es la historia de Don Benito Dzul Chable, él era de Nunkiní. En ese entonces se aparecía un Way Wakax a media noche, se aparecía en el camino. El Way Wakax perseguía y perseguía a las personas que venían o que se iban a trabajar, le gustaba hacerle maldades a la gente. Dicen que entonces se lo contaron a Don Benito, y él riéndose dijo:

—Si de verdad es cierto lo que dicen, hoy voy a ir a atraparlo.

Entonces buscó unos bejucos y los trenzó. Una vez que los había trenzado todos, hizo con ellos una soga. Se subió a su carreta y le enganchó su caballo para que la jalara. Llegó a un camino recto y entonces vio al toro, que estaba escarbando la tierra, estaba escarbando la tierra.

—Ay torito, ¿tú eres el que dicen que anda persiguiendo a las personas?

Y empezó a avanzar con su caballo. El caballito estaba un poco temeroso y cuando vio que venía el toro, se dio la media vuelta y empezó a irse, y así se iban los dos, se iban, se iban, el caballo corría rápido y el toro lo perseguía. Entonces Don Benito que agarra y laza al toro. Una vez que había lazado al toro, le dijo:

—Hoy no vas a poder romper esta soga porque es de caquixtle.

Así se llama ese bejuco, es el caquixtle.

—Tú aquí te quedas —le dijo al toro.

Amarró rápidamente la soga de caquixtle, y así en la carretera, el toro iba arrastrando la soga. Y ya, dicen que ya estaba amaneciendo. Al ver que ya iba a amanecer, empezó a llorar, el toro empezó a llorar.

—¿Quién eres?

—Señor, Don Benito, a usted lo conozco —le decía el toro a Don Benito: ¡el toro hablaba!

—Y entonces, ¿tú quién eres?

—Soy Hilda.

—¿Eres tú, Hilda? ¿Y cómo fue que te convertiste en esto?

—Sólo lo hago porque me gusta salir a jugar con las personas.

—Para que de verdad vea que eres tú, conviértete otra vez en persona.

—Está bien.

Don Benito desamarró la soga y la recogió. El toro dio unas maromas, dio nueve machincuepas al revés y cuando se puso de pie era una muchacha y estaba desnuda. Dicen que sí era ella, ella era una de las más bonitas de Nunkiní.

—Muchacha, dime, ¿qué quieres que haga? Causaste mucho daño, a muchos muchachos les quebraste la mano porque los tiraste de sus caballos.

—Don Benito, lo que me quiera hacer, hágamelo. Pero no lo cuente, no me delate con las otras personas: ellos me matarían.

—No te van a matar, vamos.

La llevaron al pueblo, la amarraron desnuda con los brazos en alto en medio de la plaza y dijeron:

—Aquí está el Way Wakax. Vean, es sólo una muchacha de quince años. ¿Cómo ven?

—¡Aah, pues vamos a quemarla viva, que la quemen, que la quemen!

Entonces trajeron leña, madera, y la amontonaron donde estaba ella. Don Benito solamente veía lo que pasaba. Ya habían amontonado la leña, ya la iban a encender y se acercó y dijo:

—¿Y por qué van a quemar a esta persona? Aquí no se quema a nadie, ése no es un castigo adecuado, no será ése el castigo: ella sólo tiene que pagar por su falta. Muchacha —le dijo a Hilda—, tu castigo te lo van a dar estas personas. Júntense, aquí tienen la soga de caquixtle que hice. Cada uno de ustedes, denle dos azotes a Hilda.

¡Y de tantas personas! Así como iban pasando, cada uno le daba dos azotes a Hilda, por orden de Don Benito, ya que le había causado mucho daño a la gente. Cuando ya le habían dado bien de azotes, agarra Don Benito y le dice:

—Ya pagaste por todas tus faltas, pero no lo vuelvas a hacer. Si lo vuelves a hacer, otra cosa será. Va a ser otro castigo diferente lo que te aplicarán.

Ella se arrodilló, le pidió perdón a la gente, y dijo:

—Ya me dieron mi merecido, pero no fue mi intención hacer todo lo que hice: sólo estaba jugando con ustedes.

Y así fue la historia de Hilda, la que se convertía en Way Wakax. Así termina esta pequeña historia. Así quedó toda roja roja.

* El Way Wakax es un brujo que tiene la habilidad de convertirse en toro. Del maya wáay ‘nahual’, y wakax, ‘res’. [Nota del traductor]

Chan k'éek'en

Si quieres te canto rápidamente una canción, es una canción antigua que aprendí. Pequeño, pequeño cochinito [Chan k'éek'en]. Aquí viene para que la escuches. Así dice la cancioncita:

Pequeño cochinito que tienes en tu casa,
un cochinito que come maíz,
así toma agua porque está gordito,
si tiene sed camina un poco
y empieza a llorar,
dejo que dé vueltas,
y empieza a jugar conmigo como un niño,
se pone muy contento,
y va corriendo, sacando la cabeza,
pequeño cochinito.

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Versión maya

Juan T'ot'lin

U káajal u tsikbalta'ale' beya'. Yaan túun bin úuche' jump'éel xi'ipal, jach ya'ab u máan. Chéen tu ts'u' k'áax ku máan. Jump'éel u k'iinile' táan u bin, tu bin, tu bin ka sa'ate' chéen ichil u ts'u' le k'áaxo'obo'. Ka jo'op' u p'áatal leti'e', aaj, ku p'áatal leti' beyo' sajak, sajakkúunta'an, ku sajakkúunta'al. Ka t'a'anij, ku ya'ala'al ti'e':

—¿Ba'an ucha'an teech, chan paal?

—Aan, ma' ba'an ucha'an teni', tene' saatalen.

—¿Tu'ux a taal?

—Ti' in taal ti' jump'éel chan naajil, pero ma' in wojel tu'ux p'aatali'.

—¿A k'áat kin jo'osech tu yóok' bej?

—In k'áat ka jo'osen te' yóok' bej.

—Ma'alob, muts' a wich. Chéen ba'ale' yaan a ejéentike' ba'ax ken in wa'al teech.

—¿Ba'ax túun ken a wa'al teen? Ba'ax ken a wa'al tene', kin meentik.

—Ma', mixba'al ken a meentej. Chéen ba'ax in k'áate' ka a jach u'uy ba'ax ken in wa'al teech. Tuláakal le ba'ax ken in ts'a techa', uti'al a máanbal mixbik'in bíin sa'atakech. In ka'aj in ts'a teech jump'éel chan kuuch y le ken a kaxante', ti' ken a ts'a ba'al uti'al a jaantej.

—Pues ma'alob, jin aceptartike'.

Ka ma'ache', ka ts'a'ab jump'éel chan ba'as tu paach. Ts'a'ab le chan ba'as tu paacho', ka jo'op' u bin. Chéen tu bine' ka tu yilaje', u yook jach ma'alob bo'obo'os, láaj suunaj kúulpachil ti'. Ku ya'alike':

—¿Ba'anten úuch teen le ba'al beya'? Ma' ba'axten úuch teni'. ¡Aaj in wojel! Uti'al min kaxanta'al.

Ka jo'op' u máan beyo', suunaj u yooko'ob paachil, p'áat u xka' túun tuunkuyo' táanil ti'. Ku yu'ubike' wi'ij. Táan túun u bine' ka tu yilaj jump'éel chan kéej. Ka tu ya'alaje':

—Chan ba'alche', yaan in jaantikech. Tene' wi'ijen, uk'ajen. A k'i'ik'el le ken in wuk'ej, a bak'el le ken in jaante', kin na'ajtal.

Ka jo'op' u máan, ka tu mach le chan kéejo', tu chuke' ka tu wak' u paach. ¡Yaan u muuk'! Nuxib ka'anal baakel p'áatik, leti' chan xi'ipal sa'ato'. Tu mache', tu ki'insaje', tu ts'aj tu chan baul. Le baulo' leti' le ku ya'ala'al ba'as ti', ba'as ti', jump'éel maleta bix uláak' ku ya'ala'al ti' beyo'. Ajan, ich español lelo'. Ka páatak a na'atik ts'o'okole', ka wutskíintike'ex ma'alob le chan tsikbala'.

Bien, táan u bin, tu bin, tu bin, ka tu yóotaj kutal, ¡mare! Ku yilike' ma' tu páajtal u kutal, totojkil u yook y chowakchaj u k'abo'ob. Ku ya'alike':

—¿Ba'an úuch teen? ¿Ba'an? ¿Ba'ax úuch teen? Ma'alob, le ba'ax tin aceptarte' ts'ab teen, pero tene' kuxa'anen siempre kin wu'uyik.

Ka jo'op' u bin, tu bin. Ku ka'anale', ku tak'tal ti' che'. Ma' tu yutstal u wúuts'ul u paach, ma' tu yutstal u wúuts'ul u yooko'ob ka kulak. Ku yáak'alal, ku tak'tal ti' che' bey u p'áatal yéetel u xanabo'. Ku yu'ubik wi'ijile', ku jo'osik u chan janal tu chan ba'as, tu jaantik, tu yuk'ik k'i'ik', le bey ts'a'ab ti' leti'o'. Ku sáastale', tu bin, tu bin, tu bin. Pero chéen ti' lelo' ka... ila'abij, tumen uláak' máako'ob. Ku ya'ala'al, le máako'oba':

—¿Máax túun le chan ba'ax je'ela'?

—¡Aan! Lela' in k'ajóol, in k'ajóol. Leti' le chan xi'ipal saatale'.

Pero como chowaktak u yooko'obe', le káan xi'ike', tu bin. Ma' ta chukik. Ku ts'aik, tu ts'aj jump'éel pirinsuut, ti' buka'aj lugare', ku sa'atal. Teche' ta máan a kaxantej, a will tu'ux bin u xíimbal, pero ka wilik u tuunkuye', táanil bey ku bina', teche' ka suut paachil, tumen ta wilik u bin. Leti'e' ma' je'ex k máan to'ono', pues to'one' k bine' yéetel k ooko'ob táan, pero leti'e' wa ku t'u'uta'al u paache', paache', mixbik'in kaxanta'abij tumen kúulpaach p'áatik u yook. P'áatij, sa'atij, sa'atij, sa'atij.

Ka túun k'uchpaj ti' jump'éel u jáa'bisáalke' ka jo'op' u tuklik:

—¿Bix kin suut? Tene' in k'áat in wil in yuum, in na', in láak'o'ob. Bíin kin suut.

Leti'e' tu bine', leti'e' chéen tu ts'u' k'áax, tu ts'u' k'áax, tu ts'u' k'áax bine'. Ba'alo'ob ku chukik u jaantej. Chéen ka u'uya'abe'. Chuup túun u ba'as, ka u'uya'abe' tu máan leti'e', tu máan «taan, taan, taan, taan, taan, taan, taan», bey tu yúuchul paaxe'. Leti' ku taal yéetel le u ba'as u kuchmo', le ku taal u k'olon. Ku ya'ala'al:

—¿Máan ku taal? ¿Ba'an ku taalo'?

—¡U ba'alche'il k'áax, u ba'alche'il k'áax!

Tuláakal máak ku ta'akikubáaj ti', tumen ts'u yojéelta'ale' de que leti'e' u k'aasil ba'al beyo'. Ka jo'op' u máan óotsil Jwaan, tu máan óotsil Jwaan, ti' lelo' ka k'uch ti' jump'éel kaaj. Tu k'uchul te' kaajo' ku yila'al Jwaan, ku yáalkab le máako'ob ti'o'. Mixmáak ku p'áatal ti' naj. Tuláakal ku púuts'ulo'ob, ku yáalkabo'ob.

—¿Bix túun kin p'áatal teen? ¿Yéetel máax kin p'áatal?

Ka tu tuklaj Jwaane':

—Ts'o'ok in kuxtalil, yaan in suut tu'ux luk'en, mixmáak u k'áaten.

Láaj sajak le máako'ob ti'o', Jwaan T'ot'lin. Ka suunajij, suunaj k'áax, ti' sa'at u kuxtali'. Bey ts'o'okik u chan cuentoile', Jwaan T'ot'lin.

Way Wakax

Ka in tsikbalt te'ex le Wáay Wakaxa'. Lela' u tsikbalta'al. U tsikbalil Don Benito Dzul Chable', Núunk'ini'il le máaka'. Yaan túun, ej, jump'éel Wáay Wakax ku jóok'ol, pues kan u ya'ala'al chúumuk áak'abile', ku jóok'ol bej. Le máako'ob ku taalo'ob, tu bino'ob meyajo', ku yáakab'sik, ku yáakab'sik. Chéen uts tu t'aane', u meentik ya'abach ba'alo'ob ti' uláak' máak. Ka tsikbalta'ab ti' Don Benito. Don Benito, che'eje', ka tu ya'alaj: 

—Wa jaaj jach yaan le ba'ax ku ya'ala'alo', tene', bejla' ken in bin in chuke'.

Ka tu kaxantaj aak'o'ob, ka tu jit'láantaj. Ts'u jit'ik tuláakale', ka tu ki' meentaj jump'éel u suumil, ka na'ak yóok'ol u balak'che'. Tu ts'aj u tsíimin, ka jo'op' u bin u jíita'al. Tu k'uchaj ti' jump'éel u toojil beje', ka tu yilaje' yaan jun nuxib wakaxi', pero tu chan pa'as, tu chan pa'as.

—Jay chan wakax, ¿teech wáaj ku ya'ala'al ka wáaka'sik máaka'?

Ka jo'op' u bin. Le chan tsíimino' óoli' sajak. Le chan tsíimino' ka tu yil u taal le wakaxo', ku tséelch'intubáaj, je' túun ku bino'obo', tu bin, tu bin, chéen jaajil u yáalkab.

Le wakaxo' tsaayal tu paacha'. Don Benito tu mache' ka tu léej le wakaxo'. Ts'u léejik le wakaxo', ka tu ya'alaj:

—Bejle' le suuma' ma' ten a tep'ej tumen xta'aka'anil.

Bey u k'aaba' le aak'o', xta'aka'anil.

—Teech wey ka p'áatale'.

Ka tu láank'axt u suumil le xta'aka'an te' carreterao', tu bin u jiri'ixtik le wakaxe'. Ts'o'okij, tu taalbil u sáastal. Ichil u taal u sáastale', ka jo'op' u yok'ol, le wakaxo', ka jo'op' u yok'ol le wakaxo'.

—¿Máaxechi'?

—Jach nojoch, Don Benito in k'ajóolech —ku ya'al, ku t'aan le wakaxo'.

—¿Máaxech túun techi'?

—Tene' XHildaen.

—¿Teech XHilda? ¿Bíin ta suutilabáaj beyo'?

—Chéen uts tin t'aan in jóok'ol báaxal yéetel le máako'obo'.

—Uti'al kin jach il wa jaaj teche', sutabáaj máakil.

—Ma'alob.

Ka wa'ach' le suumo', ka ma'achij. Wirin suunajij, nueve u bolantin tu ch'ikaj al revesil ka tu wa'akuntubáaj jump'éel xch'úupal chaknuul. Ti' u mas ja'atsilo', xnúuk'ni'ilo', leti'o' bin.

—¿Ba'an a k'áat kin meentej xch'úupal? Ya'ab ba'ax ka meentik, ya'ab paalalo'ob ts'a kachik u k'abo'ob tu lúubsa'al tumen u tsíimino'ob.

—Don Benito, je'el ba'alak úuch a k'áat a meente', meent teen. Pero ma' a'alik, ma' takik in jo'ol ti' le máako'obo'. Ju kíinsiken le máako'obo'.

—Ma' ta kíinsbil, ko'ox.

Bisa'ab te' kaajo', ka ch'úuyk'axta'ab chúumuk k'íiwik. Chaknuul. Ka a'ala'abe':

—Je' le Wáay Wakaxo', lej, jump'éel xch'úupal de quince años. ¿Bix a wilik?

—¡Aaj, pues yaan k tóokik, tóokbil, tóokbil, tóokbil!

Je' túun ku taasa'al si'obo', che'ob, ka tu ts'a'abal tu yiknal. Don Benitoe', chéen tu yilik ba'ax ku yúuchul. Ts'o'ok u ts'a'apal le si'o', tu t'a'abale', ka náats'e', ka tu ya'alaje':

—¿Ba'anten ken a tóoke'ex le máaka'? Te'ela' mixmáak ku tóoka'al. U castigoe', ma' castigoi', u si'ipile' yaan u li'isa'al ti'. Xch'úupal, a si'ipile', leti' le máako'ob ken u ts'a'ob techa'. Juntartaba'ex, je' le aak' in meentma'. Ka'aka'apuul jaats' ken a ts'aex ti' Hilda.

¡Ti' buka'aj máake'! Je'ex u máane' ka'aka'apuul u ts'a'abal ti', tu orden Don Benito. Si ya'ab ba'ax u meentmaj ti' le máako'obo'. Ts'o'ok u sen ja'ats'ale', ka ma'ache' ka a'alab ti'e':

—Láaj si'ipil ts'u li'isa'al teech, pero ma' suut a meentej. Ka suut a meente', uláak' ba'al ken u ts'áabil teech.

Sóolch'intubáaj, tu k'áataj jump'éel si'ipil ti' le máako'obo'. Ka tu ya'alaje': 

—Tene' ts'o'ok a ts'aike'ex teen ba'ax in k'áatij, pero ma' chéen in wóolili' in meenti': in k'áat báaxal ta wéetele'ex.

Ka p'áat túun beyo', XHilda, le ku méentik u Wáay Wakaxil. Bey túun u ts'o'okol le chan tsikbala'. U chakil u … u chakilil, p'áate' beyo'.

Chan k'éek'en

Wa a k'áat kin jáan k'ay teche', jump'éel chan úuchben k'aay tin kanaj. Chan, chan k'éek'en. Je' ku chan taal a wu'uya', ku ya'alik túun bey le chan canciona':

Chan k'éek'en,
yaan teech ta wotoch,
juntúul chan k'éek'en,
ku jaantik ixi'im,
bey ku yuk'ik ja',
tumen chan polok,
wa uk'aj, chan xíimbal
ku jo'op'ol yok'ol,
kin chalk'al ku suut,
kaxtik teen báaxal,
bey jump'éel chan paal,
sen ki'imak u yóol,
ku máan u yáalkab,
yéetel u p'iite' u pool,
chan k'éek'en.

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REFERENCIA: Can Canul, César y Rodrigo Gutiérrez Bravo (2016). Narraciones mayas de Campeche. Ciudad de México: Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. Recuperado de: https://site.inali.gob.mx/publicaciones/narraciones_mayas_campeche.pdf

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