Nuestra charla será el viernes 22 de marzo de 2024 a las 20:00 hrs., por Facebook Live
Narrado por Eligio Uicab Mena, de 78 años, originario de Cumpich, Hecelchakán, Campeche
Versión castellana
Si quieres que te platique en maya lo que le pasó a nuestros ancestros, esto fue lo que les sucedió. Antiguamente había muchos espantos, muchos espantos que salían de la selva. Había uno que su nombre era el tigrillo. Los tigrillos se escondían detrás de los árboles, para que cuando cruces, te agarre para llevarle tu carne a sus crías. Y esas pobres personas, pues ellos no tenían escopetas, solamente contaban con hondas y con lanzas. La honda, cuando la usaban, si le daban al animal, sí lo mataban. Pero ese animal, se escondía. Si pasas junto a él, no lo ves. Por eso es muy, muy… bueno, pues es medio traicionero. Como tiene sus crías, espera ahí para sorprender a las personas, para que cuando pases, te pesque y se quede con tu carne. Cuando te derriba, te mata. Entonces, cuando te mata, ese animal, siguiendo su instinto, agarra y se lleva tu hígado y tu corazón. Así es como se alimentan ellos.
Pero hubo una vez que los antiguos vieron y dijeron:
—Esto no lo hacen nada más por hacerlo. Debe haber otra criatura, debe haber otra. Aquella otra criatura es el que camina así, retrocediendo agazapado. Así lo hace, y por eso no sabes para dónde va, si va o si viene. Ésos llevan el nombre de jatswojes.* ¿Sabes por qué les dicen los jatswojes? Porque te prenden y te jalan con sus garras. Te prenden y te jalan con sus garras para aporrearte. Entonces los jatswojes, pues ellos sólo se esconden detrás de los árboles. Como de antes había selva alta, justo ahí se escondían.
Entonces dijeron los señores:
—Vamos a reunirnos, vamos a reunirnos para ver qué vamos a hacer con ese animal, porque ya mató a muchos de nuestros hermanos.
Y entonces dicen que otra persona dijo:
—Déjalo, déjalo. Por lo pronto no vamos a hacer nada. Vamos a esperar a ver dónde tienen sus madrigueras. Porque en esas madrigueras es donde entran a dormir con sus crías. Cuando consiguen carne humana, ahí la llevan. Cuando entras ahí a sus madrigueras, ahí hay huesos humanos, hay huesos por allá, huesos por acá, huesos así por todos lados.
Y en eso estaban cuando se percataron de que aquellos animales, los jatswojes, se estaban reproduciendo. ¡Se estaban reproduciendo! Y entonces dijeron:
—Si dejamos así las cosas, seremos exterminados.
—Y si somos exterminados, ¿qué va a pasar? —dijo uno de ellos.
—¿Cómo nos reproduciremos? —preguntó otro.
Entonces fueron tras los jatswojes. Entraron a la selva a hacer una batida.** Aquella criatura escuchó la batida, y cuando escuchó que venían los que gritaban en la batida, prestó mucha atención a los gritos y se preguntó:
—¿Por qué están gritando?
¿Y por qué le gritan? Pues para sacarla de su escondite y que salga justo ahí donde estaban las otras personas, los tiradores. Ahí estaban vigilando, estaban vigilando al acecho de la cosa que vaya a venir. Pero la criatura se escondía. Se escondía y se asomaba ese animal, pero no se lanzaba así nada más, no. Va a esperar a que te acerques a donde está. Porque así cuando ya vengas, te va a apresar con sus garras con una gran facilidad. Por eso le llamaban el jatswoj. Por eso no pudieron capturarlo así.
Entonces, así las cosas, había un muchacho muy joven, estaba en su adolescencia, y dijo:
—Déjenlo en mis manos. Déjenlo en mis manos, que yo me voy a hacer cargo de ellos.
Pero los demás le dijeron:
—¿Por qué vas a poder hacerte cargo de ellos, si no son lo que tú piensas? Además, estas criaturas piensan de otra manera. Ellos están planeando matarte. Esa criatura no está jugando. Cuando te mata, sabe para qué te mata, sabe por qué te mata.
—Déjenmelo a mí —insistía el joven—, yo voy a hacerme cargo de la criatura.
Pero seguían pasando los días y el tiempo iba transcurriendo, y las personas se estaban extinguiendo porque los jatswojes las seguían matando. Pues un día de esos, dijeron los hombres antiguos:
—Si dejamos que continúe esta situación, llegará el momento en que los jatswojes van a invadir nuestras propias casas. Y cuando invadan nuestras casas, ¿qué haremos? Terminarán con todo, incluso con los niños, los van a exterminar a todos.
Y entonces finalmente dijeron:
—¡Hoy no sucederá eso! Ya no vamos a permitirlo. Vamos a poner a una persona como centinela para que si viene que nos grite, para que cuando vengan esas criaturas nos avise que ya vienen los jatswojes. Porque esa cosa también es inteligente. Es inteligente, porque tú crees que está distraído, pero esa cosa no se distrae. Siempre está escuchando con mucha atención, escucha con mucha atención para oír qué se anda moviendo, y si son gritos, ya sabe qué es.
Un día de esos, las personas dijeron:
—Pues ahora ya sabemos qué hacer. ¡Vamos a ponerle una trampa, un lazo para el cuello!
Las trampas que habrían de hacer las pondrían de frente en el camino. Las pusieron entonces en el camino por donde solían venir los jatswojes, y así ellos mismos habrían de meterse ahí en las trampas, de la misma manera como quedan atrapadas las iguanas, justo así. Cuando vino esa criatura, pues no sabía que le habían tendido una trampa, ¡no lo sabía! Venía por el camino el jatswoj, volteaba para todos lados, levantaba su mirada, y se agazapaba para vigilar por debajo de las plantas y los árboles. Pues en eso que estaba agazapándose, no se fijó, y se enredó con la soga, justo así. ¡Y no, hombre! Se lanzaba y se golpeaba contra el suelo para tratar de soltarse. Entonces, cuando los hombres vieron que estaba revolcándose se le abalanzaron a darle de palos. Mientras le daban de palos, la criatura se retorcía. Pero lo que sucedió entonces fue que estos hombres, en vez de amarrar bien la soga, sólo lo golpeaban. Y mientras el animal se retorcía, la soga que sostenía la trampa se soltó, y el animal se escapó con todo y cuerda. Sí, se escapó y se fue. Entonces uno de los hombres dijo:
—¡Esto es culpa de ustedes! No amarraron bien la cuerda. ¡Así como había quedado atrapado, ahí mismo debió haber quedado!
Pero de ahí donde estaba asegurada la trampa, justo de ahí se zafó, aunque del otro extremo la cuerda sí estaba bien asegurada. El otro extremo fue el que se soltó.
Así fue como terminó aquello. El jatswoj se escapó. Le metieron miedo. Hoy en día ya no se muestra. ¿Sabes por qué ya no se deja ver? Porque él le platico a los otros lo que le había sucedido. El jatswoj les platicó lo que le había sucedido.
—¡No les vaya a suceder esto también a ustedes! ¡Tengan conocimiento de esto! Yo no sabía de esto, y metí mi pescuezo en la trampa. En esa trampa, ésa, la que se hace con una soga, ésa que ponen de frente para que cualquiera quede atrapado.
Pues entonces, a ese animal, a esa criatura hay que temerle, porque nunca sabes dónde está. No sabes porque ese animal se esconde detrás de los árboles. Así cuando te acerques, tú solito vas a caer en sus garras porque no lo ves. Y pues hasta donde yo supe, esta criatura todavía hoy va por ahí acechando y escuchando con atención todo lo que sucede a su alrededor.
* Don Eligio nos describe a los jatswojes como criaturas semejantes a los gorilas, con una membrana que une sus brazos con los costados de su cuerpo, como las alas de las ardillas voladoras. [Nota del traductor]
** La batida es una estrategia para cazar. En un diámetro de cuatro o cinco hectáreas, se rodea a la presa, seis personas forman un perímetro alrededor de la presa; entonces otras cuatro personas entran al círculo haciendo ruido para espantar al animal y que empiece a correr hacia el perímetro; al llegar al perímetro donde esperan los demás, le disparan. [Nota del traductor]
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Versión maya
Le wa a k'áat ka in tsikbalt teech maaya, leti'e' le ba'ax úuch ti' le k nuukilo'obo'. Lela' le ka j-úuch ti' le k nuukilo'obo', úuche' jach táaj yaan ja'asajáóol, ja'asajáóol. Je'elo' ku jook'olo'ob k'áaxo'. Yaan u k'aaba' jump'éel, u k'aaba'e' Báalam koj. Báalam koj ku báalantikuba'ob tu paach le che' xano' utia'al a k'áatale', ku jáats'k'atikeche'. Uti'al a k'áatale' ku jáats'k'a'btikech uti'al u bis u bak'el ti' u mejenil, u mejenil. Je'elo', le túun le óotsil máako'obo', leti'obe' como mina'an rifle ti'obe', chéen yéetel yúuntun, yúuntun yéetel lanza. Yúuntun. Le yúuntune' le ku pi'ik'tiko'obe', ku tsa'ayal' ti'e', ku kíinsiko'ob. Pero le túun le ba'alche'o', ku ta'akikubáaj. Ka k'áatal tu tséele', ma' ta wilik, ma' ta wilik. Pero le je'elo' jach táaj… chéen bey traicioneroe'. P'áat ku k'aatik u… ku náaysik u yóol máak, ku náaysik u yóol máake'. Le uti'al túun a máane', como yaan u mejenilo'obe', ken u jáampaytech beya', le a bak'elo' ku ch'a'ik. Le ken u lúubsecho', ku kíinsikech. Le túun le ken un kíinsech beyo', leti'e', u na'atike' leti'e' a táamanil yéetel a puksi'ik'alo' ku ch'a'ike', ku bisik, ku bisik. Bey le u janalo'ob leti'obo'.
Ka túun tu ya'alaj le nukuch máako'obo':
—Lela', ma' chéen ku meento'obi' —ki—, yaan uláak' —ki—, yaan uláak'.
Leti' túune' ku máan bey ku kulampaachil beya', ku bin beyo', ma' ta na'atike' tu'ux binij. Leti' túun lelo', u k'aaba', le jats'wo'oj, jats'wo'ojo'obo'. ¿A wojel wáaj ba'axten jats'wo'ojo'obo'? Yaan u jáats'k'a'btikech beya'. Yaan u jáats'k'a'btikech uti'al u p'uchikech. Je'elo' túun le jats'wo'ojo' beyo', leti'obe' ku yaantalo'obe' puro tu paach che'. Como le úucho', nukuch k'áaxo'ob, ti' ku baláantikuba'obi'. Je'elo', le túun ka tu ya'alajo'ob le máako'oba':
—Ko'ox much'kabáaj —ki—, ko'ox much'kabáaj ka páatak il le ba'ax ken k meent ti' le ba'alche'o'. Tumen ya'ab éet láak'alo'obe' ts'u kíinsa'alo'ob.
Ka túun tu ya'alaje' leti' le uláak' juntúulo', ki:
—P'atej —ki—, p'atej —ki—. Ma' téen jáan beet mixba'al. Pa'atik ilike' tu'ux yaan u
sajkabo'ob, u sajkabo'ob. Le túun le sajkabo', tu'ux u yokolo'ob wenel yéetel u mejenilo'ob.
Wa ken u kaxto'ob le u bak'el máake', ti' ku bisa'ali', ti' ku bisa'ali'. Ken okokech te' tu
sajkabo'obo', yaan u baakel máaki'. Yaan u baak, u baakel te'elo', u baakelo'ob te'ela', u
baakelo'ob beya', láaj tia'ani'.
Pues chéen le ku meentiko'ob túune' ka tu yojelto'obe' de que le ba'alo'obo' tu
ya'abtal. Le jats'wojo'obo' tu ya'abtal, le jats'wojo'obo' tu ya'abtalo'ob. Ka tu ya'alajo'obe':
—Wa k p'atik le ba'ala', je' k ch'éejele'.
Ku ya'alik:
—Ken ch'éejeko'on beyo', ¿bíinij? —ki.
—¿Bíin ken ya'abtal? —ki.
Je'el túun ku bin u ch'a'ob u paach le jats'wo'ojo'. Ku yokol p'úujbile'. Le ken u yu'ub tu p'úujul beyo', ku yu'ubik bey tu taal le áawato', leti'e' ku ch'enxikintike'.
—¿Ba'axten, ba'axten ku yáawata'al?
¿Es que leti'e', ba'axten ku yáawata'ale'? Uti'al u jo'osa'al tu'ux yaan uláak' máako'ob, leti'e' le ku ch'úuko'obo'. Ch'úuk, ch'úuk, tu ch'úuktiko'obe' ba'ax kun taal. Lelo', ku takikubáaj, ku báalantikubáaj le ba'alche'o'. Pero leti'e' ma' chéen ku jáan pulubáaje'. Ma'. Yaan u cha'ik a náats'al tu'ux yaan, yaan u cha'ik a náats'al tu'ux yaan. Le ken taak, u don ma'alob ken u jáats'k'abtech beya'. Leten a'ala'abe' jats'wo'oj, jats'wo'oj.
Je'elo', le túune' beyo', yaan túune' leti'e' jump'éel máak jach joven beyo', jach paalil tu ka'aje'. Ka tu ya'alaje':
—P'at tin k'ab —ki—, p'at tin k'ab. Teen kin in na'atinbáaj yéetel —ki.
—¿Ba'ax teech kan a na'atabáaj, si le ba'axo', ma' le ka tuklike'? Leti'e', yaanal ba'ax ku tuklik. Leti'e' tu tuklike' u kíinsikech. Leti'e' ma' tu báaxal. Leti'e' le ken u kíinseche', u yojel ba'axten, u yojel ba'axten.
Je'elo' le ka tu ya'alaj le máak beya':
—P'ate'ex teen. Teen kin in na'atinbáaj yéetel.
Pero leti' le k'iino'obo', tu bin u ya'abtal. Tu bin u avanzare'. Pero mientras leti'obe' tu bin u ch'e'ejelo'ob ikil u kíinsa'alo'ob. Pues jump'éel u k'iinal túune', ka tu ya'alajo'obe':
—Le ba'ala' —ki—, wa k p'atik lela', tia'an ken ts'o'oke' ich ik najil ts'o'ok u yokol le jats'wo'ojo'obo' —ki—. Le ken okok ich naje', ¿bíin? Tuláakale', wa paalal, yaan u láaj ch'ejik.
Ka tu ya'alajo'obe':
—Bejla'e' ma' —ki—. Bejla'e' ma' táan —ki—. Bejla'e' ko'ox wa'akúuntik juntúul máake', uti'al wa tu taale' ka u yawato'on —ki—. Wa tu taale', ka u yawato'one' de que ts'u taal leti' le jats'wo'ojo'. Le ba'axo', yaan u na'at xan. Yaan u na'ate', tumen leti'e' bey a wóole' leti'e' jach náayal u yóol. Pero leti'e' ma' tu náayal u yóol. Leti'e' maantats'e' beyo', tu ch'enxiki'intik, tu ch'enxiki'intik u yu'ub ba'ax péeko'ob. Wa awate', u yojelo'ob ba'axij.
Pues jump'éel túun u k'iinale', ka tu ya'alaje' leti' le máako'obo':
—Pues lela' k ojel ba'ax ken k beetej —ki—. Ko'ox ts'aik u léechil, u léechil.
Le léech kun u beeto'obo', ku ts'aiko'ob u yich le suumo', ku ts'aiko'ob te' tu beelo'. Ka tu ts'ajo'ob te' tu beel le tu taalo' ti' ku júupuli', ti' ku júupuli', je'ex u léechta'al juuje', beyo'. Je'elo' ka taal túun leti' le ba'al beyo', letie' ma' u yojel wa ts'aba'an u léechil, ma' u yojeli'. U taal beyo' tu su'usu'utik u yich, tu jawik u yich, ku jajay ch'e'enejtik tu yáanal k'áaxe'. Pues chéen ikil u jajay ch'e'enejtike', ma' tu yilaje' ka léech ti' le suum ti' beya'. ¡Ja! Pero je' túun ku p'uchikubáaj. Lela', ka j-ila'ab túun bey tu p'uchikubáaj, ka ok tatajats'bil. Le ka tataj jats'ta'abo', leti'e' tu p'uchikubáaj. Pero ba'ax túune' le máako'obo', en vez bakáan u k'axiko'ob ma'alo'ob le suum, ikil u p'uchikubaj, ka jwáach' le suumo'. Bin yéetel le u suumilo'. Binij, binij. Ka tu ya'alaje':
—Le ba'al je'ela' —ki—, ¡ti' te'ex bini'! Ma' ta k'axe'ex u suumilo'. Le je'exe' léechpajik ka'acho', ¡ti' naj u p'áatali'!
Pero le tu'ux k'axa'an beya', leti'e' le jwáach' je'ela'. Le yaan te'ela', jaaj léechpaja'an.
Pero le jela'an le jwáach'e', yéet binak u suumil.
Pues bey ts'o'oko'. Leti' le jats'wo'ojo', binij. Ts'a'ab sajkil ti'e'. Bejla'e' ma' tu jach e'esikubáaj. ¿A wojel ba'axten ma' tu ye'esikubáaj? Tumen leti'e' tu tsikbaltaj ba'ax úuchij.
Tu tsikbaltaj ba'ax úuch ti' le jáats'wo'ojo'.
—¡Bik xi'ik úuchul te'ex xan beyo'! Anak a na'ate'ex. Tene', mina'an in na'ate', ka tin lech in kaal ti' le léecho' —ki—, ti' léech leti' le ku beeta'al u yich le suumo', uti'al u léechta'al máak.
Pues leti' túun le je'elo', le ba'al je'elo', jach sajbe'entsil, sajbe'entsile', tumen leti'e' ma' a wojel tu'ux yaani'. Ma' a wojel tumen leti'e' u ta'akmubáaj tu paach che'e'. Leti'e', le ken taakeche' ta juun ka bin a k'ubabáaj u yiknale' tumen ma' ta wilik. Pues le ka jmáanen sáame', le ba'al je'elo' leyli'e' u ch'éenxiki'intik ba'ax kun úuchule'.
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REFERENCIA: Can Canul, César y Rodrigo Gutiérrez Bravo (2016). Narraciones mayas de Campeche. Ciudad de México: Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. Recuperado de: https://site.inali.gob.mx/publicaciones/narraciones_mayas_campeche.pdf
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