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"Palabras y memoria" | Esteban Castorena | México en sus Letras | FONCA, JC 2018-2019

Fuente de la imagen: Cortesía del autor Ideogram

Recuerda conectarte a la transmisión en vivo desde la página El Estudio de Damiana, en Facebook, el viernes 10 de febrero de 2023, a las 20:00 hrs.

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Semblanza

Esteban Castorena Domínguez. Aguascalientes, 1995

Licenciado en letras hispánicas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. 

Por su trabajo como cuentista ha sido becario del Festival Interfaz (2016), del PECDA (2016) y del FONCA (2018). Su obra ha sido publicada en diversos medios impresos y digitales. Gestiona un sitio en el que comparte su pasión por la lengua y la cultura italiana.

"Paabras y memoria" se incluyó en la antología de becarios del FONCA de la generación 2018-2019, segundo período.


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Palabras y memoria


Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo.

Antonio Porchia


Por: Keith Stillman

Hoy Martin Manley cumple 60 años y va a quitarse la vida. Sale de casa y sube a su auto, un Ford Focus modelo 2011 que incontables veces vi estacionado fuera de la redacción. Esta mañana, Martin no lleva la prisa de llegar a su destino para marcar su hora de entrada en un reloj; hoy enciende el motor y se dispone a disfrutar del paseo; se dirige a la estación de policía de Overland Park. Junto a él, sus copilotos: un sobre, su teléfono celular y una pistola calibre 380.

Faltan 15 minutos para las cinco de la mañana. Su celular vibra anunciando un mensaje, el primero del día, el último que habría de recibir. Quizás es en una luz roja que revisa el teléfono, quizá sostiene el volante con una mano mientras en la otra revisa el aparato que le muestra mis felicitaciones: “Feliz cumpleaños, Martin”. Casi toda la ciudad sigue dormida, los negocios aún cerrados. Sólo algunos puestos de revistas y periódicos están abiertos y reciben frescas las publicaciones del día. Entre los paquetes que reparten a los pregoneros, Martin ve el Kansas City Star. Me pregunto si viene a su mente el último análisis que hizo de un partido de básquetbol, si piensa también en los juegos que ya no verá, en las crónicas que ya no hará. ¿En su plan está quién cubrirá su vacante?

No tiene problemas de salud, no bebe, no fuma, jamás ha sufrido una enfermedad grave, no padece depresión. Su seguro de vida expira en un par de meses; por lo demás, no tiene problemas financieros o legales, no ha perdido a ningún ser querido recientemente. Hay dinero en su cuenta bancaria, la casa donde vive está pagada. No es solitario, no tuvo hijos, con sus exesposas lleva una buena relación, tiene amigos en abundancia y con su hermana tiene una relación estrecha. Oficialmente cumple 60 años, pero para él desde hace un tiempo se mira en el espejo y las arrugas y las canas delatan las seis décadas que hoy se consagran sobre sus hombros. Actúa como alguien de 60 años, piensa como alguien de 60 años, comienza a olvidar las cosas como alguien de 60 años. No quiere pensar en sí mismo a los 70 o los 80, ¿un asilo de ancianos? Ni pensarlo. Mucho menos vivir con discapacidades físicas o intelectuales. Martin lo sabe bien y lo tiene decidido: no quiere vivir tanto como le sea posible, prefiere elegir el momento y las circunstancias de su partida. Además, hoy es 15 de agosto, el día de su cumpleaños que será también el de su muerte. El seis y el cero de su edad forman un hermoso número cerrado. Hay simetría, las fechas y sus 60 años de vida, todo encaja. Hay pocas cosas que Martin ame más que la simetría.

Cada vez está más cerca de su destino. La ruta hasta la estación de policía lo obliga a pasar frente a la oficina postal del Estado. El día anterior mandó cartas a sus seres queridos, la más importante a su hermana, cartas que deberían entregarse unas horas después de acabar con su vida. Las circunstancias de la muerte voluntaria pueden controlarse, pero no el efecto de la muerte sobre aquellos que permanecen. Martin lo sabe, por eso espera que las cartas, este escrito y su sitio web ayuden a mitigar el dolor de quienes se quedan tras él.

Vuelta al volante hacia la derecha, la estación está sólo a unos metros. Frente al estacionamiento se encuentra con el CopCoffe, reduce la velocidad, mira la cafetería que abrirá dos horas más tarde. Ve con algo de nostalgia la cortina de acero que cierra el lugar, que le impide ver hacia adentro a través de la gran vitrina que deja entrar luz al establecimiento.

Unos días antes, nos encontramos en ese sitio. Cuando llegué, Martin esperaba sentado en la mesa más cercana a la vitrina, estaba sumido en sus pensamientos, mirando hacia el estacionamiento de la estación de policía. Mi llegada lo sacó de su trance, se puso de pie para saludarme con un abrazo y me invitó a tomar asiento. Charlamos sobre la mesa temas sin importancia, de pronto una pausa en nuestras voces, los cafés susurran humo desde las tazas; una pausa, luego la confesión. Martin me hizo mirar por la vitrina hacia el estacionamiento, me señaló uno de los árboles que crecen entre el pavimento. “El que parece triste”, dijo señalando un árbol de tronco torcido, inclinado hacia el suelo y cuyas hojas se desmayan como las de un sauce. Fue cuando tuve el árbol a la vista que mi amigo confesó su plan de suicidarse debajo de él. Enmudecí, pensé que estaría jugándome una broma. Estaba a punto de sonreír- me, pero la seriedad en su rostro me lo impidió́. “¿Por qué?”, fueron mis primeras palabras. “¿Por qué no?”, contestó con la lógica frialdad de quien ya tiene una decisión hecha.

Pasamos las próximas horas hablando sobre la muerte. Sobre su muerte. Martin explicó paso a paso el plan que tenía desde hace 15 meses, sus motivos, las posibilidades descartadas. Me confesó que nuestro encuentro en el CopCoffee estaba planeado. Dijo todo de su muerte para pedirme que escribiera esto, para que no dejara que su suicidio se convirtiera en un número ni su memoria en una breve línea de obituario. Martin Manley eligió vivir en la memoria y me pidió ayuda. Me eligió para escribir estas palabras, me eligió también para mantenerlo vivo en las palabras de su blog personal que flota en la inmensidad de la red. Palabras, me pidió mantenerlo vivo en palabras; volverlo memoria.

Otra vuelta al volante, a la izquierda. Entra en el estacionamiento, está ahí porque no quiere matarse en un sitio donde un ser querido pueda encontrar su cuerpo. Es mejor si lo hace un policía, si las manos preparadas de un agente recogen sus restos. Estaciona a unos metros del árbol. Baja del auto, lleva consigo a sus copilotos. Parado junto al tronco, se inclina para dejar el sobre en el suelo. Dentro la nota para los oficiales: primero una disculpa por el desastre, la aclaración de que su muerte es voluntaria, que su hermana se contactará con ellos (según las indicaciones que hay en la carta que habrá de recibir en unas horas). Al final del escrito, una lista de teléfonos, los de aquellos a quien ha decidido donar sus órganos.

Son las cinco de la mañana. En la mano izquierda el teléfono, en la derecha el arma. En medio de la oscuridad, en una esquina de un estacionamiento, luego de tanta planeación, luego de imaginar ese momento una y otra vez durante los últimos meses, ya no hay preocupación en su cabeza. En silencio pide perdón a quienes deja atrás. Se siente satisfecho de terminar su vida como decidió hacerlo. Hace la llamada a las oficinas; un oficial contesta y escucha la voz de Martin: “Quiero reportar un suicidio en la parte sur del estacionamiento de la estación de policía de Overland Park”.

Bang.

El oficial al otro lado de la línea suelta el teléfono, no atina a decir palabra a sus compañeros y sale del edificio. Los demás agentes notan la alarma, preguntan qué sucede sin obtener respuesta, van detrás de él. Afuera, los ojos del oficial sólo ven patrullas, miran hacia la parte sur del estacionamiento y entonces lo encuentra: un auto civil en medio de los vehículos uniformados, un Ford Focus.



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CÓMO CITAR:  Castorena, Esteban (2019). Palabras y memoria. En Antología Jóvenes creadores 2018-2019 Segundo periodo. México: Secretaría de Cultura-FONCA. Págs. 29-32. Recuperado de: https://fonca.cultura.gob.mx/jovenes-creadores/wp-content/uploads/2019/11/antologia_sp_2019.pdf


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