Ir al contenido principal

Tiempo de lectura

"El borbollón" | Analí Lagunas Díaz | México en sus Letras | FONCA, JC 2020-2021

Fuente de la imagen: cortesía de la autora Ideogram

Recuerda conectarte a la transmisión en vivo desde la página El Estudio de Damiana, en Facebook, el viernes 9 de septiembre de 2022, a las 20:00 hrs.

¡Podrás platicar con la autora!

Semblanza

Analí Lagunas Díaz nació en Taxco de Alarcón, Guerrero, en 1989.

Su trabajo literario ha merecido distintas becas y premios en el estado de Guerrero: el XXII Premio estatal de cuento María Luisa Ocampo (2020); el primer lugar del XXXVII los Juegos Florales Nacionales de la Plata (2019); el VI Premio Estatal de Cuento Joven (2017). 

También fue becaria del PECDA Guerrero 2017, en la disciplina de literatura, y en Jóvenes Creadores FONCA 2020 en el área de cuento. 

Como gestora cultural su trabajo está orientado al desarrollo comunitario a través del arte, el diseño y evaluación de proyectos culturales, y la gestión del Patrimonio Cultural. Sus áreas de investigación son el Arte Popular y los Textiles Tradicionales, así como los procesos de registro y salvaguarda de las técnicas y saberes ancestrales para su elaboración.

Para conocer más de su trabajo, visita la página www.analilagunas.com 

El cuento "El borbollón" se incluyó en la antología de becarios del SACPC de la generación 2020-2021.


O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O

El borbollón


Distribuidos a lo ancho de la poza, los cuerpos inertes de cinco niños flotaban bajo el sol agobiante del verano. 

Como cada seis años, el borbollón que alimentaba la poza y, en realidad, a todo el pueblo, había tomado sin tregua aquello que lo mantenía vivo y latente en el centro de la tierra. Y aunque todos en el pueblo intuían lo que sucedía bosque arriba, entre los riachuelos que nacen de la poza, nadie hacía nada por frenar el interminable ciclo que, al menos desde la memoria de los habitantes más viejos, ocurría puntualmente. Como las estaciones, las fases de la luna y hasta los días de guardar, aquel momento del verano llegaba sin que nadie pudiera o quisiera evitarlo, sin letreros de advertencia o leyendas que corrieran de generación en generación para advertir a los más pequeños lo que sucedía monte adentro. 

Este año habían sido los hijos de los Sánchez y los dos primos que habían llegado de la ciudad para pasar los últimos días del verano en el pueblo caluroso y polvoriento de sus abuelos. Sin mucha sorpresa, el periodista local se acercó a la poza para tomar la fotografía que habría de imprimir en la página central del periódico que mantenía más por tradición que por convicción. Al igual que todos los que estaban congregados en torno al foso de agua que manaba de una enorme piedra en la cima del monte, él estaba seguro que aquellos niños no habían sufrido, quizá sintieron un poco de pánico al descubrir cómo los brazos del borbollón se aferraban a sus piernas para volverlas pesados plomos que tiraban hacia abajo, quizá un escalofrío y el súbito terror que, especulan algunos, te invade cuando sientes la presión del agua comprimirte los pulmones, quizá un par de gritos o brazadas, pero nada más, el borbollón nunca deja que suceda algo más. 

Este año la fotografía sería peor que en la ocasión anterior, la tecnología había avanzado considerablemente en los últimos seis años y confiar en que la impresión sería justa con aquellas caritas hinchadas y verdosas era un volado que no quería jugar. Consideró la posibilidad de imprimir esa edición en blanco y negro, apostando por la dignidad humana y el decoro, como si eso pudiera entenderse entre la gente del pueblo que, apenas supieran de los niños, subirían con tamboras y trompetas celebrando el nuevo ciclo. Era cosa de unas horas para que el camino hasta la poza se llenara de marchantas y chachareros: unas vendiendo coronas de flores, veladoras y listones para anotar peticiones, otros vendiendo gorras y bastones. Todo lo que se necesitara para recorrer el trayecto que conectaba al pueblo con la cima del monte lo encontrarían en la romería que se armaba apenas los cuerpos de los ahogados se sacaran del agua. Imprimir la fotografía en blanco y negro no cambiaría nada de eso. 

El suceso irrevocable venía siempre acompañado de música y convite. Con celeridad había que sacar los cuerpos del agua, antes que el rigor mortis impidiera a las borbolleras limpiar con aceite de rosas y ruda los cuerpecitos que, una vez ungidos y coronados con guirnaldas de lirios, serían acomodados sobre las sillas de palma que tantísimos años atrás había tejido alguien de quien ya no recuerdan nombre o cara. 

Todo se diluye dicen las abuelas, menos el hambre del borbollón. 

Vendrán después las procesiones con incienso y copal, el gentío, los danzantes, todos preparados para el arranque de un nuevo ciclo. Dirán los más viejos que no hay buenas noticias, que los niños fuereños eran señal de calamidades y desgracias. Dirán que encontrarlos boca abajo era señal de escasez y probables sequías. Dirán también que había esperanza porque los niños no eran del todo fuereños y se sabe bien que por más lejos que corra, el agua nunca olvida de dónde salió. 

Por eso había que tomar decisiones con rapidez. El periódico se imprimiría a color, como había sido desde que las impresoras y las tintas pasaron a ser insumos asequibles y en vez de la fotografía de los niños flotando en la poza con sus manitas hinchadas y el pelo cubierto de musgo, colocaría en primera plana la fotografía de la nutrida procesión, el encabezado de la nota y el pie de foto era simple y sencillo: saldo blanco en la celebración del Señor del Borbollón, los fieles se congregan para dar gracias y pedir por un benigno temporal. 

 

O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O

CÓMO CITAR:  Díaz, Analí (2021). El borbollón. En Antología de letras, dramaturgia, guion cinematográfico y lenguas indígenas. Jóvenes Creadores. G 2020-2021. México: Secretaría de Cultura-SACPC. Págs. 51-53. Recuperado de: https://bit.ly/3RyqQ10  

Comentarios

Populares del mes

L1. "La mujer escondida" - "Xtakumbil Xunáan", Anatolio Pech Huchin | Narraciones mayas de Campeche

Un chef de Nueva York revela secretos comerciales | Anthony Bourdain

Historia del pájaro que habla, del árbol que canta y del agua de oro

¿Quien Es Zuhuy Teodora?

"Un pájaro", José Juan Tablada