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"La mujer huipil - Jalbil k'uul ants" | Isaura López Sántiz | México en sus Letras | FONCA, JC 2020-2021

Fuente de la imagen: cortesía de la autora Ideogram

Recuerda conectarte a la transmisión en vivo desde la página El Estudio de Damiana, en Facebook, el viernes 26 de agosto de 2022, a las 20:00 hrs.

¡Podrás platicar con la autora!

Semblanza

Isaura Xóchitl López Sántiz nació en Oxchuc, en los Altos de Chiapas. 

Es licenciada en Sociología por la Universidad Autónoma de Chiapas y Maestra en Antropología Social en el Colegio de San Luis, A.C. 

Además de ser becaria 'Jóvenes Creadores' del SACPC en el año 2020 como cuentista bilingüe tseltal-español, ha complementado su formación asistiendo a congresos, coloquios, seminarios y talleres.

El cuento "La mujer huipil - Jalbil k'uul ants'" se incluyó en la antología de becarios del SACPC de la generación 2020-2021.


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La mujer huipil


El sapo croaba en el charco de agua del Señor de la Lluvia, María tejía sigilosamente en el patio de su casa de bajareque: el arte milenario que aprendió de su madre desde chica. 

Mientras vagaba en su mente la idea de seguir tejiendo, de súbito escuchó una voz extraña. Volteó la cabeza y su corazón latió con fuerza dentro de su pecho al ver a dos hombres desconocidos, parados a unos pasos de sus espaldas. Desató temblorosa el mecapal de su tejido y corrió atrás de su casa donde se encontraba trabajando su esposo. Habló con él. Él se acercó limpiándose las manos sucias en su pantalón viejo y saludó en castellano a los visitantes. Se sentaron sobre unos bancos bajo el alero de la casa y conversaron buen rato. María, por mucho que se esforzaba para poner atención, no entendía ni una palabra de lo que comentaban. Se metió en su casa, donde dormía y cocinaba. Preparó tortillas y coció huevos al comal. Cuando los hombres terminaron de conversar, ella pidió a su marido que pasaran adentro. Mientras despachaba la comida, los ojos de los visitantes recorrían el interior de la casa, pero no había mucho que ver. En un rincón se hallaban las ollas de barro de diferentes tamaños, los cántaros, las canastas y las cubetas tiznadas por el uso. En el otro, el troje de mazorcas. Cuando los visitantes terminaron de comer, se fueron y María preguntó a su esposo quiénes eran y qué querían. 

-Son trabajadores del Centro Coordinador Indigenista establecido en Jobel. Me invitan a trabajar de promotor de educación para enseñar a leer y escribir a los niños en tseltal y en castellano. Iré a Jobel a recibir curso y después me comisionarán a una escuela. 

Ella contempló atónita a su esposo y luego le preguntó con incipientes lágrimas en sus ojos. 

- ¿De qué voy a vivir si te vas de promotor? 

-No te preocupes, me van a pagar trescientos pesos mensuales -contestó él. 

- ¿Trescientos pesos? -preguntó impresionada. 

Ella no tuvo la oportunidad de ir a la escuela, así que no sabía mucho de cifras, sólo se dedicaba a plantar su pedazo de tierra para sobrevivir con su esposo. Rara vez pasaba en sus manos unos centavos, porque el trabajo de mano vuelta y el trueque seguían siendo los medios para enfrentar sus carencias. 

-¿Qué van a decir mis parientes cuando me vean trabajar sola la milpa? -preguntó a su esposo. 

-No te preocupes, María. Pagaré gente para la milpa y no te dejaré sola, estarás a mi lado todo el tiempo. ¿Qué dices? ¿Acepto el trabajo? Cuando cobre mi primer sueldo compraré tus aretes y tus collares que tanto te han gustado tenerlos. 

Ella posó su mirada en el suelo, como lo hacen las mujeres que se sienten confundidas, pues para ella la vida no era otra cosa que tejer y trabajar la milpa. Estaba acostumbrada a la pobreza de su casa. Levantó la mirada, pasó el dorso de la mano sobre su boca y dijo: 

-Necesito pensarlo primero. 

Al paso de las horas, ella y su esposo se alegraron por la misma necesidad que tenían. Así que decidieron probar suerte, ya que por algo habían aparecido de la nada los señores. Mariano viajó una primera y una segunda vez a Jobel. Y cuando marchó para prepararse como promotor de educación, María se levantó mucho antes de la madrugada: sopló los tizones y calentó la olla de frijol. Después de su poco alimento, Mariano puso su ropa limpia y se peinó frente a un espejo roto, sujetado por un clavo en la pared. Salió de su casa ignorando los sollozos de su esposa, y con la ayuda de una lámpara sorda tomó el camino que llevaba a Jobel. 

Mientras Mariano recibía curso en el Centro Coordinador Indigenista tseltal - tsotsil, fundado en mil novecientos cincuenta y dos, María se levantaba cuando el alba se sentía lejana: molía el nixtamal y hacía las  tortillas. Después de desayunar iba a la milpa, cortaba leña y bajaba al pozo de agua. Se limpiaba el sudor de la frente todos los días, pues trabajaba duro como un hombre. Nunca dejó de tejer, es parte de su ser. Mariano sólo vino una vez durante los seis meses de su capacitación. Una tarde, a María le llegó una carta que pasó a dejar un hombre, pariente de su esposo. Como no sabía leer, buscó una persona para que le leyera lo que allí venía escrito. Que no se preocupara, porque dentro de un par de semanas, Mariano terminaría su capacitación y regresaría a casa. 

Llegado el día, María quedó aturdida, sin saber qué decir, cuando vio a un hombre parecido a un mestizo, parado en el patio de su casa. Vestía un pantalón y camisa nuevos. 

-¡Soy yo, María! -dijo Mariano sonriendo. 

Él la rodeó con sus brazos por la cintura y la levantó con un grito de alegría. Le habló de su vida en el Centro Coordinador, le mostró la primera cartilla tseltal que traía y le leyó la primera hoja. A ella le pareció bonito, pues jamás había escuchado la lectura de una cartilla en su propia lengua. En aquel año no se conocía la escritura del tseltal, sólo era hablada. Mariana Slocum y Florencia Gerdel, primeras misioneras evangélicas presbiterianas, fueron quienes dotaron de alfabeto a la lengua de los antepasados de María. Mariano agarró las manos de su esposa con la misma pasión que cuando se casaron y pasó sus labios gruesos por su cabello negro y abundante. La envolvió en un ardiente abrazo, apretándola contra su pecho. 

-Prepárate-dijo él-mañana mismo iremos a Sakch'en. Allí trabajaré de promotor de educación. 

María quedó absorta al escucharlo y mantuvo unos instantes la cabeza levantada, pero el peso de los ojos de su esposo le obligó a bajar la vista. 

-¿Qué te pasa? ¿Por qué te has puesto así de pronto con la cara asustada y los ojos húmedos? 

-No pienso dejar mi casa; además, ¿qué haré sin mi tejido? 

-No te preocupes por la casa, mis padres se encargarán de cuidarla y olvídate de tu tejido, te compraré un huipil nuevo. 

Era una mañana nublada en Ti'akil. Mariano y María siguieron despacio una vereda sinuosa, llena de lodo, porque había llovido toda la noche. Franquearon milpasacahuales y bosques; subieron por empinados terrenos montañosos y llegaron a Sakch'en con las últimas luces del día. Ya en una casa amplia de bajareque, un señor de canas, que vestía un huipil harapiento, sopló con fuerza un cuerno de toro que dejó escapar un sonido fuerte para reunir a la gente. Tan pronto como lo oyeron, al poco rato unos hombres aparecieron a la distancia con sus camisas y pantalones remendados, saludaron con amabilidad a Mariano. Cuando estuvieron reunidos todos, Mariano se puse de pie y habló de sus funciones y las intenciones del gobierno de llevar la educación a las poblaciones indígenas. No le fue difícil comunicarse con ellos, ya que los señores hablaban el tseltal, la lengua de sus antepasados que aún conservan. Hicieron fiesta, bailaron al son del arpa y de la flauta y bebieron chicha hasta pasado de medianoche. 

Así Mariano se convirtió en promotor de educación. Fue él a quien escogió el Instituto Nacional Indigenista para el cambio social que buscaba propiciar en las comunidades tseltales y tsotsiles de los Altos de Chiapas, un hombre admirado en Ti'akil por conocer las letras y hablar un poco el castellano. Él estaba obligado a presentarse cada tres meses en el Centro Coordinador para participar en los cursos de formación, con el fin de mejorar el desempeño de su función. Después de trabajar dos años en Sakch'en, a Mariano lo comisionaron a otra escuela y María ya no quiso acompañarlo porque la comunidad quedaba retirada. Con el paso de los años, Mariano se acostumbró a su nuevo trabajo y le encantó ser agente de cambio. Algo ocurrió en él y alquiló una casa en Jobel. Cuando le dijo a su esposa que dejarían Ti'akil e irían a vivir a Jobel, ella quedó asombrada y permaneció pensativa un instante. 

-;No quiero ir a Jobel! -contestó después. 

Mariano, como pudo, convenció a su esposa. Llegaron a la ciudad cuando había caído la tarde. Al otro día caminaron por las empedradas calles, se detuvieron a las puertas de la Catedral, pasaron frente a la presidencia municipal y en los cristales de un aparador María miró el reflejo de su cara morena, aterrada. Sintió miedo, le mareó ver tantas cosas nuevas y extrañas que no existían en Ti'akil. Al día siguiente, Mariano se fue a su trabajo y ella se quedó sola en la casa. Le invadió el miedo y los ruidos nocturnos la desvelaron. Recordó que, de niña, cuando tenía miedo, corría al camastro de su padre y dormía protegida por las espaldas de él. Ese milagro quería que se repitiera, pero se encontraba tan lejos de su padre, perdida entre las casas de tejas. Cerró los ojos, como si no quisiera ver lo que sucedía a su alrededor y sus lágrimas cálidas rodaron por las mejillas. Al otro día volvió hallarse sola, no tenía con quién platicar, era como si no existiera. No salió a caminar, porque no podía andar sola por las calles, le daba pavor. En los días siguientes, sólo aparecía inmóvil sentada en el borde de una cama. ¿Qué esperaba? Lo ignoraba. Cuando Mariano regresó de su trabajo, ella exigió: 

-Necesito irme. Este lugar me ahoga. 

-¿A dónde piensas irte? -preguntó Mariano con el rostro sorprendido. 

-Quiero irme a mi casa y no deseo quedarme más tiempo aquí. Jobel no está hecho para mí: me destroza, me devora y sólo puedo ser feliz en mi casa donde me tocó nacer. Allá corto leña, enciendo fuego, contemplo las montañas y tejo mi huipil. Veo que hasta ahora ni siquiera he encendido un fuego. 

Mariano no se tomó el trabajo de contestar, permaneció impasible. Pero ella insistió que se sentía aprisionada en Jobel y el corral en el que se encontraba, que se estrechaba cada vez más para ahogarla. 

-Veo que has dejado de amar el fuego, mi tejido y las montañas de Ti'akil. Sí. Eres promotor y ganas mucho más que tus parientes que se matan trabajando de sol a sol en las fincas cafetaleras de Soconusco y puedes sobrevivir en cualquier parte con tu dinero, pero yo extraño mi tierra, extraño todo. Aquí nadie me visita, aquí nadie desea regalarme un manojo de verduras, aquí nadie me habla de mi tejido. Te lo digo en serio, con toda mi alma deseo regresar a Ti'akil. Necesito tejer para desentumecer mis manos. No trato de decepcionarte, te respeto y tú lo sabes -dijo ella, tomándose la cabeza entre las manos. 

De pronto sintió vergüenza por haber dicho esas palabras a su esposo y se calló con lágrimas en los ojos. 

-Está bien, mañana por la mañana viajaremos a Ti'akil -contestó él. 

Una vez que volvieron, el olor verdoso de las montañas le llenó de esperanzas y ella se esforzó por complacer a su esposo para mantenerse juntos, pero él se volvió árido como parcela abandonada. Por su ansia de llegar a ser un verdadero agente de cambio, Mariano dio espacio en su cabeza y en su alma a las palabras de los mestizos que vinieron por él y lo vencieron. Se ambicionó tanto alejarse de las penurias de su mundo indígena y ser parte de otro. Dejó de venir a su casa, ni siquiera mandaba un mensaje. 

Era una mañana soleada. María puso su huipil limpio, se peinó y se encaminó hacia al pueblo de Oxchuc por un litro de petróleo. Al llegar al lugar vio a esposo caminar por la explanada del cabildo. Corrió apurada hacia él. Atravesó absorta el quiosco hasta encontrarse cara a cara. Le preguntó a dónde iba, pero él se hizo el disimulado, como si no hubiera escuchado. Cuando lo vio dirigirse hacia una mujer con vestido verde floreado, sintió que perdió toda la fuerza de su cuerpo y la desilusión se apoderó de ella. Se dio cuenta que su esposo ya estaba con otra mujer, ya nada tenía que hacer. Decidió regresar a su casa, mientras le escurrían lágrimas. 

Ya en su casa de bajareque, quiso palmotear las tortillas, pero se le rompían porque no podía soportar su intranquilidad. Estaba aniquilada. Caminó por toda su casa, sin saber qué hacer. Desenvolvió su telar de cintura y se sentó a tejer, ni aun así logró calmar su inquietud. A pesar de que la noche estaba iluminada por un claro cielo estrellado, rayaba el día cuando se quedó dormida. 

Su abandono fue un duro golpe en su vida, pero siguió adelante, después ya no le interesó saber de su esposo. ¿De qué le servía llorar a un hombre malvado que cambió su vida por ser promotor? Mejor tener valentía y no entregar el corazón a la tristeza. 

Un año después, una mañana, cuando el sol alumbraba sin cesar y los pollos correteaban en el patio, ella tejía muy concentrada debajo de una sombra de mata de aguacate y de pronto escuchó la voz de un hombre. Al levantar la cabeza con suavidad, se espantó al ver a su esposo. 

-¡¿Qué vienes a hacer?! -gritó ella. 

Mariano, con una sonrisa de ternura, desenvolvió un par de aretes y alargó la mano para entregársela. 

-No quiero regalo tuyo, regrésate -contestó molesta ella. 

María no sintió alegría ni le dio gusto ver a su esposo, su corazón se había cerrado eternamente. Cuando Mariano vio a su mujer suspender su trabajo, pensó que ella se levantaba por una jícara de pozol, porque estaba sediento por la caminata. Pero María cogió el machete del tejido y le aventó un trancazo en la cabeza. Mariano gritó sorprendido, pasó la mano por la cabeza y miró sus dedos, manchados de sangre. 

-Acuérdate lo que me dijiste cuando vinieron por ti, que nunca me ibas a dejar. Eres promotor, aconsejas a la gente que no pelee con su mujer, que no abandone a sus hijos. Te crees mucho más grande que tus hermanos de sangre y quisiste arrancarme de mi hogar que me vio nacer, pero no lo lograste, porque mi tierra, mi huipil, mis gallinas, me ayudan a no morir. María estaba furiosa como nunca y Mariano quiso agarrarla de los brazos, pero ella, sin saber con qué fuerza, fue capaz de dar el segundo golpe. Le partió la boca. Sólo así pudo descargar su furia guardada desde hacía tiempo. 

-Vete ya! No quiero verte nunca -gritó ella señalando la vereda. 

Mariano, atontado, quedó como una estatua de piedra, con sus ojos desorbitados brillantes por el sol. Se dio la vuelta, bajó por la vereda y desapareció por las sombras de la vegetación. Aunque la gente de Ti'akil comentaba que lo veía errando en Jobel y que su persona se asemejaba a un indigente, María nunca se acordó más de él.  


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Jalbil k’uul ants’


Yak ta k’ork’onel te pokok ta pamal ja’ yu’un te Yajwal Ja’al, jun yot’an yak ta jalab ta yamak’ul pak’bil ajch’al sna te Mariae: te namey k’inal at’el te ak’bot snop yu’un te sme’e k’alal tsael to tel.

K’alal yak ta snopel teme ya yay xan jalab, la yay stojol oranax te ay mach’a yak ta k’op. La sujt’es sit, jajch’ tulan t’umt’onel yot’an k’alal la sta ilel cha’ tul yan lum winiketik, tek’atik cha’ox jejt’ ta spat. Yak ta nijk’el k’alal la stil te xkuch pat yu’un sjalab, almaj beel ta spat sna, te bati yak ta at’el te smamlale. La sk’opon oranax. Yak tel skusel xch’alel sk’ab ta xwex, jul spat’bey yot’an ta kaxlan k’op te yu’lae. Jnajk’ajik ta ts’amte’al ta yanil xyaxinal sna, aanik mamal ajk’. Manchuk me la spas tulan yu’un ta xch’amel yay stojol ayej te Mariae, ma’ xk’ot ta yot’an baluk k’op te beluk yakik ta yaanel. Och beel ta yutil sna, te banti ya xway sok te banti ya spas swe’el. La xlich’ waj sok la xch’il tumut ta samet. K’alal laj yot’an ta ayej te winiketike, la yalbey te smamlale te ak’a ochukik beel ta yutil na. K’alal yak ta xluchel we’elil te Mariae, la sk’eluy yilik sjoyobal yut’il na te ula’etike, jauk meto, mayuk bi ay lek te beluk ya staik k’eluyel. Ta jun xchikin na nujatik te yan yantik smuk’ikal oxometik, te k’ibetike, te mochetike sok te tsitsuben balteetik te ya yich’ik tuuntesel. Ta yan xchikin na, le’ latsal te ixime. K’alal laj yot’anik we’el te ula’etik, bajt’ik, la sjak’bey smamlal te Maria te mach’atika sok beluk ya sk’anik. 

-At’eletik yu’un te Sentro Koordinador Indijenista, te ay ta Jobel. Ya yik’onik beel at’el ta promotoril, ya kak’bey snop sts’ibjel sok yilel junetik ta bats’il k’op sok ta kaxlan k’op te alaletik. Ya xboon bijtesel ta Jobel, patil ts’iin ya stikunonik beel ta eskuela.

Ch’ayem k’inal k’alal la yilbey sit smamlal te Mariae, ya smel yot’an sok yak tel chiknajel ya’lel sit k’alal la sjak’bey.

-¿Bit’il ya xkuxinon teme baat ta promotoril?

-Ma’ xyaan awot’an, ya stojonik jo’lajun winik peso jujun u –xi’ ta sujt’esel.

-¿Jo’lajun winik peso? –xi’ ta sjak’el

Ma’ ba och ta eskuelae, jich yu’un ma’ sna’ lek bayal ajt’al, ja’ nax baem yot’an ta sts’unel sk’al ta sk’inal yu’un xkuxinel sok te smamlale. Teb nax’ ya xk’ax ta sk’ab sentawoetik, melel te komon at’ele sok te ya sjel sbilukil ja’ to nix me ya stuuntesik yu’un te me’baike.

-¿Beluk ya yal te jtijilnabal k’alal ya yilonik te jtukel ya kak’intay te k’altike? –xi’ la sjak’bey te smamlale.

-Ma’ xyaan awot’an, Maria. Ya jtojbey yawal te k’altike, ma’ kijtayat atukel, yame ajoinon spisil ora. ¿Bi xi’at? ¿Ya bal jch’uun te at’ele? K’alal ya kich’ sbabial tojel ya jmambat yulel achikin sok awual, te bayal amulanej te ayuk awu’un.

Tinil yilel lum te Mariae, jich te bit’il ya spasik te antsetik k’alal ya x-aan yot’anik, melel mayuk bi yan ya spas ta kuxinel, ja’ nax ya yay jalab sok ya yak’intay k’altik. K’aema te me’ba ta sna. La stoy te site, la skus ta xpajch’umil sk’ab te yee sok jich la yal:

-Ya jk’an jnop neeluk.

K’ax te orae, binax yot’an sok te smamlale, skaj te me’baik. Jich yu’un la xch’uunik te at’ele, ya spas yilik teme ay bi ya staik, yu’un niwan ay swentail te bit’il talik te winiketike. 

Bajt’ ta sbabial, ta xche’bal welta ta Jobel te Marianoe. K’alal bajt’ ta bijtesel ta promotoril, ay to sk’an sakub k’inal k’alal jach’ te Mariae: la sjub te k’ajk’e sok la sk’ixnay te yoxmal chenek’e. Patil ts’iin, k’alal we’ tebuk, la slap sak’bil sk’u’ te Marianoe sok la yil sba ta neen, jok’ol ta pajk’, k’alal la stes te sjole. Lok’ beel ta sna, ma’ la yich’ ta muk’ te yak ok’el jilel te yiname, xtuchoj beel slampara k’alal la st’un beel sbelal Jobel.

K’alal yak ta bijtesel te Marianoe ta Sentro Koordinador Indijenista tseltal – tsotsil, te chiknaj ta yawilal mil nobesientos sinkuenta y dos, yipal to sk’an sakub k’inal k’alal ya xjajch’ te Mariae: la skiw te mats’e sok la xlich’ te waje. Patil ts’iin, k’alal ya xlaj yot’an ta we’el ya xbajt’ ta k’altik, ya xbajt’ sboj si’ sok ya xkoj beel ta slikel ya’al. Ya skusilay xchik’ jujun k’aal, melel tulan ya x-at’ej jich bit’il tulan ya x-at’ej tul winik. Ma’ skom sba ta jalab, melel ja’ kuxul yu’un. Ja’ nax jun welta taluk ta sna te Marianoe te wake’ u bajt’ ta bijtesel. Jun mal k’aal, jul lejch’ ts’ibubil jun ta stojol te Mariae, k’ax yijtay tul winik, stijilnabal te smamlale. Ma’ sna’ yilel jun te Maríae, la sle yan winik te mach’a ilbot yu’un. Te manchuk ya smel yot’an, melel le’ ta che’ semana, yame xlaj yot’an ta bijtesel te Marianoe, yame sujt’ tel ta sna.

K’ot sk’alel, cham nax la yay te Mariae, ma’ la sna’ beluk la yal, k’alal la yil tul winik, jich bit’il tul kaxlan, tek’el ta yamak’ul te snae. Slapoj tel yach’il wexal sok yach’il k’uul.

-¡Jo’on, Maria! –xi’ ta tsee te Marianoe.

Binax yot’an te Marianoe k’alal la smey sok k’alal la spet jajch’el te yiname. La xcholbey yay bit’il kuxin ta Sentro Koordinador, la yak’bey yil te sbabial kartila yich’oj tel, te ts’ibubil ta bats’il k’op. La smulan te Mariae, melel mayuk bi ora ay yiloj pajk’ kartilla te tsibubil ta sbats’il k’op. Melel ma’ xyich’ ts’ibuyel te bats’il k’op te namey tele, ja’ nax ya yich’ k’optayel. Te Mariana Slokum sok te Plorensia Jerdel, te sbabial misionera presbiterianaetik, ja’ la yak’ik ilel bit’il ya yich’ ts’ibuyel te sk’op xchich smam te Mariae. 

La stsakbey sk’ab yinam te Marianoe, jich binax yot’an te bitil k’alal nujbinik, la skus k’axel sti’ ta yijk’alil stsotsil sjol. Binax yot’an k’alal la smey ta sk’ab, tulan la xloch’ ta yot’an. 

-Chajban aba –xi’- Pajel ya xbootik ta Sakch’en, le’ ya xboon at’el ta promotoril.

Cham nax la yay te Mariae k’alal la yay stojol, la stoy te site, jauk meto, la stinan sba k’alal la stajbey ilel sit te smamlale.

-¿Beluk ya apas? ¿Bistuk te oranax jajch’ ta xiwel te awelawej sok te jajch’ ta ok’el te asite?

-Ma’ jk’an kijtay te jnae; sok xaal, ¿Bi ya kut te jalabe?

-Ma’ x-aan awot’an yu’un te nae, ja’ me ya skanantay jilel te jme’tate sok ch’ayuk ta awot’an te ajalabe, ya jmambat yach’il jalbil ak’u’.

Makal sab k’inal ta Ti’akil. K’unk’un la st’unik beel ch’entikal be te Mariano sok te Mariae, ay bayal ajch’al, melel la yak’ ja’al xch’ixil ajk’tik. K’axik beel ta k’altik, ta wank’altik sok ta ja’maltik; moik beel ta ch’entikal k’inal wits, k’otik ta Sakch’en kalal yakix tubel beel te slajibal xojobal k’aal. K’alal k’otik ta muk’ul pak’bil ajch’al na, tul sak jol winik, slapoj k’a’ jalbil k’u’ul, tulan la yok’sin ch’ix xulub wakax yu’un ta stsobel te jentee. K’alal la yayik stojol te ok’ te xulub wakaxe, le’ ta ajk’ chiknajik tel cha’ox tul winiketik, slapojik tel pak’antaybil sk’a sk’u’ik sok xwexik, binax yot’anik jul spat’beyik yot’an te Marianoe. K’alal la stsob sbaik spisil te yajwal Sakch’en, la stejk’an sba jajch’el te Marianoe, la xcholbey sk’oplal te yat’ele sok la yalbey sk’oplal te bit’il ay sk’anjel yot’an te muk’ ajwalil te ya sbijtes te slumal bats’il winiketik. Ma’ ba k’ax swokol k’alal aan sok te jenteetike, melel ya xk’opojik ta bats’il k’op, te sk’ejojik to. Binax yot’an la spasik k’in, ajk’tajik ta sonil arpa sok amay, k’axix olil ajk’tik k’alal laj yot’anik ta yuch’el chi’ilja’.    

Jich och ta promotoril te Marianoe. Ja’ tsaot yu’un te Instituto Nasional Indijenista te yot’an ya sjelbey xkuxlejal te bats’il winik tseltaletik sok tsotsiletik te kuxulik ta moel sk’inal Chiapas, tul winik te k’ambil ta Ti’akil, sk’aj te ya sna’ yilel jun sok ya xk’opoj tebuk ta kaxlan k’op. Ta oxoxe’ u ya xbajt’ ta Sentro Koordinardor te Marianoe, ya xbajt’ snop tel sk’oplal te yat’ele, yu’un jich me lek ya spas te yat’el promotoril. 

Patil ts’iin, k’alal la sta che’ jawil yak at’el ta Sakch’en, tikunot ta yan eskuela, jich yu’un ma’ la sk’an sjoinix beel smamlal te Mariae, melel k’ejel to ya xjil te eskuelae. K’ax te jawile, la smulan yat’el te Marianoe sok la smulan te tul winik te ya sjel xkuxlejal te bats’il winiketik. Ay bi la snop, la smajan wol na ta Jobel. K’alal la yalbey te yinam te yame xjil yu’un te Ti’akile, yame xbajt’ik kuxinel ta Jobel, cham nax la yay te Mariae, la stejk’an sba ta snopel ajk’uk  

-¡Ma’ jk’an xboon ta Jobel! –xi’ ta sujt’esel patil.

La sle bit’il la smombey yot’an yinam te Marianoe. Malix k’aal k’alal k’otik ta lum. Ta yan k’aalil beenik ta ch’entikal skayeul te Jobele, la stejk’an sbaik ta sti’ ch’ulna Katedral, k’axik beel ta sti’ te presidensia munisipale, la yil sba ta neen te snojk’etal ijk’al yelaw te Mariae. Xiw yu’un, jowejem sjol yu’un te yan yantik biluketik te mayuk ta Ti’akil. Ta yan k’aalil, bajt’ ta yat’el te Marianoe, jil stukel te Mariae. Och xiwel ta yot’an, ma’ ba way yu’un te beluk ch’inch’on ta ajk’ubal. Jul ta yot’an k’alal alal ach’ix to tel, ya x-almaj beel ta swaeb stat k’alal ay bi ya xi’, ya xway ta spat te state, jich me ma’ xiw. Yot’anuk te yakuk xway xan ta spat te state, jauk meto, k’ejel to kuxul stukel te Mariae, ch’ayen ta yolilal teja naetik. La smuts’ te site, jich yilel te ma’ sk’an sk’eluy yil te beluk ay ta sjoyobal te bati nainem, okin koel ya’lel sit. Ta yan k’aalil, stukel nax chotol ta yutil na, mayuk mach’a ya x-aan sok, jich yilel te mayuk xch’ulel. Ma’ ba lok’ ta beel, melel ma’ sna’ xbeen stukel ta skayeul te Jobele, ya xiw stukel beel. Ta yan k’aalil, ma’ ba lok’ ta sna, la snajk’an sba ta sti’ swaeb. ¿Beluk ya smaliy? Ma’ sna’ stojol. K’alal sujt’ tel ta yat’el te Marianoe, k’opoj te Mariae:

-Ya jk’an xboonix ta jnajtik. Ya skup ik’tayon te lum to.

-¿Bati ya anop xbaat? –xi’ ta sjak’el te Marianoe

-Ya jk’an xboonix ta jna, ma’ jk’an xjilon xan bayal k’aal le’ to. Ma’ ku’un te Jobele: ya yuts’inon, la sti’on, ja’ nax bujts’an k’inal ya kay te bati k’oon ta bejk’ajel. Ya jbo si’, ya jtsum k’ajk’, ya jk’eluy kil te witstikale sok ya kay jalab. Ya mel kot’an yu’un te mayuk ba jtsumoj k’ajk’ ta ora to.

Ma’ la sk’an sujt’es te Marianoe, jich yilel te ma’ x-aan yot’an yu’un te yiname. Jauk meto, sujwan te Mariae, la yal te chukul ta Jobel, jich bit’il makte’, makbil sbe yu’un, ya xkup ik’tayot yu’un. 

-Ya kil te ch’ayix ta awot’an te k’ajk’e, te jalabe sok te switsul te Ti’akile. Yu’unix Jicha. Promotorat, bayal xan ya apas kanal te bit’il ajoytak te ya smil sbaik at’el ta xch’ixil k’aal ta pinkaetik ta Sokonusko sok chikan bati ya stak’ ya xkuxinat sok te atak’ine, jauk meto, ya jna’ te jk’inale, ya jna’ spisil. Mayuk mach’a ya yilon le’to, mayuk mach’a ya skelambon tomuk bok, mayuk mach’a ya kaan sok te jalabe. La kalbat smelelil, jich kot’an te ya sujt’on beel ta Ti’akil. Ya jk’an kay jalab, jich me ma’ spotsob te jk’abe. Ma’ yu’unuk ya jchebtesbat awot’an, ya kich’at ta muk’, ya ana’ atukel –xi’ te Mariae k’alal xpich’oj ta sk’ab te sjole.

K’exaw yu’un te Mariae te beluk la yalbey te smamlale, kom ta k’op k’alal jajch’ t’ult’on ya’lel sit.

-Lek ay, sab to pajel ya xbootik ta Ti’akil –xi’ ta sujt’esel te Marianoe.

K’alal sujt’ik tel, binax yot’an te Mariae, la spas tulan, ya spabey sk’anjel yot’an te smamlale yu’un me jich jun yot’an ya xkuxinik, jauk meto, k’atbuj ta takin k’inal yot’an te Marianoe jich bit’il te ijtabil jilel sk’inal. Skaj te la smulan och yat’el ta sjelbey xkuxlejal te bats’il winiketik, la yak’ ta sjol sok la yak’ ta xch’ulel te sk’op yayej kaxlanetik te tal ilel yu’un, tsalot ta patil yu’un. La smulan te la yijtay jilel ta yot’an te sme’balil xkuxinel te sjoy bats’il winiketik, sok la smulan te k’ejel ya xbajt’ kuxinel. Ma’ ba talix ta sna, ma’ ya stikunix tel sk’op.    

Xtil nax k’aal. La slap sak’bil jalbil sk’u’ te Mariae, la stes sjol, bajt’ ta lum Oxchujk’, yu’un bajt’ smantel jun litro petroleo. K’alal k’ot le’a, la sta ilel te yak beel k’axel ta yamak’ul kawilto te smamlale. Almaj beel ta stojol. Ch’alem sjol k’alal k’ax beel ta kiosko, tek’el k’oel ta stojol te smamlale. La sjak’bey te bati ya xbajt’, jauk meto, ma’ ba la sujt’es te Marianoe, jich yilel te ma’ la yay stojol. K’alal la yil te toj beel ta bay tek’el tul ants te slapoj nichimal westido, la yay stojol te ch’ay skojt’ol yip sbak’etal, tal mel ot’an ta yot’an. La sna’ stojol te ayix sok yan ants te smamlale, mayukix stuul teme ay to bi sk’an spas xan. Sujt’ tel ta sna, jajch’ t’ult’onel ya’lel sit.

K’alal ayix ta sna, k’an spak’ waj, jauk meto, ma’ xju’ yu’un spak’el, melel ma’ xkujch’ te mel ot’ane. Lajemix. Been ta sjoyobay te snae, ma’ sna’ beluk ya spas. La stil te sjalabe, la snajk’an sba ta sjalel, jauk meto, ma’ stak’ yay jalab yu’un te mel ot’ane. Manchuk me xojobajemuk te ajk’tik yu’un te xtilnax ek’etik ta ch’ulchan, yakix sakubel k’inal k’alal och swael. 

Te bit’il ijtayot yu’un te smamlale, k’ax bayal swokol, jauk meto, ta patil ts’iin, ch’ay ta yot’an te smamlale, ma’ la sk’an sna’ix stojol teme kuxul xane. ¿Bistuk yu’un tul ixta’ winik te la sjel xkuxinel k’alal och ta promotoril? Ja’ lek te tulan la yak’ sba, ma’ yak’ xnain ta yot’an te mel ot’ane. 

Jun jawil patil, sab toa, xtiltonax te xojobal k’aal sok yak snutsel sba alal mutetik ta amak’, jun yot’an yak ta jalab ta yanil xyaxinal on te Mariae, k’alal la yaybey stojol sk’op tul winik. K’un k’un la stoy moel te site, xiw yu’un k’alal la sta ilel te smamlale.

-¡¿Beluk tal apas?! –xi’ ta aw.

Binax yot’an yak ta tse te Marinoe, la xich’ sk’ab k’alal k’an yak’bey smajt’an yulel chikin te yiname.

-Ma’ jk’ambat amat’an, sujt’an beel –xi’ ta sujt’esel te Mariae  

Ma’ ba binax yot’an te Mariae, ma’ la smulan cha’ yilbey sit te smamlale, smakojix sbajt’el k’inal te yot’ane. K’alal la yil te Marianoe te la skom sba ta jalab te yiname, la skuy te ya stejk’an sba jajch’el yu’un ya xmixbot mats’ yuch’, melel takin sti’ yu’un te beele. Jauk meto, la stsak sjalte’ te Mariae, la smajbey ta sjol. Cham nax la yay te Marianoe, awun yu’un te xk’uxule, la spik te sjole, la sk’eluy yil te sk’abe, k’oem ta ch’ich’.  

-Na’aj stojol te beluk la awalbon k’alal talat ta leel, te mayuk bi ora ya ajwintayon. Promotorat, ya apas ta mantal te jentee te manchuk ya stsak sbaik sok yinamik, te machuk ya yijtayik jilel te xnich’nabike. Ya akuy abaj te lom muk’at xan te bit’il awermanotak te pajal ach’ich’el sok, tema k’an awik’on lok’el ta jna te la yil bejk’ajon, jauk meto, ma’ ba ju’ awu’un, melel te jk’inale, te jalbil jk’u’e sok te kalak’e, ya skoltayonik te manchuk ya xlajon. 

Mayub ba jich ya xlijk’ sjol te Mariae, k’an tsakbotuk sk’ab yu’un te Marianoe, jauk meto, ma’ jna’tik bati la staj tel te yipe, la xcha’ smajbey ta jalte’al ta sjol, exnaj ye yu’un. Jich la slok’es te sla’ yot’an te ayix k’aal sk’ejoj.

-¡Baan nix! Mayuk bi ora ya jk’an kilbat xan asit –xi’ ta aw te María k’alal la yak’bey yil te bee.

Jowej sjol te Marianoe, jich tek’el jilel bit’il wol ch’en, botatik jilel sit, xojobajem yu’un te k’aale. Sujt’ ta spat, toj beel ta be, ch’ay k’axel ta xyaxinal te’ak’etik. Manchuk me te genteetik ta Ti’akil ya yilik beelbonel ta Jobel, me’ba winik yilel, mayuk ba la sna’ix te Mariae. 

 

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CÓMO CITAR:  López, Isaura (2021). La mujer huipil - Jalbil k'uul ants'. En Antología de letras, dramaturgia, guion cinematográfico y lenguas indígenas. Jóvenes Creadores. G 2020-2021. México: Secretaría de Cultura-SACPC. Págs. 323-337. Recuperado de: https://bit.ly/3RyqQ10 

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