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Decálogo de la escritura | Damiana Leyva-Loría

 



Durante los últimos veinte años he forjado camaradería y amistad con personas vinculadas al mundo de las letras. En ese tiempo he observado que, para alcanzar el reconocimiento en la sociedad letrada, lo más común es buscar el padrinazgo o beneplácito de personas que tengan un prestigio notable en el área.

Si bien esa estrategia funciona para ser aceptado en aquella sociedad, y con ello alcanzar estatus literario, esto no suele traducirse en beneficio económico para quien escribe. Por ende, fuera de ese círculo pervive la idea de que las letras solo sirven para perder el tiempo, y la 'verdadera vida' se vive a través de 'trabajos verdaderos'.

El principal error de quienes iniciamos en las letras, radica en que no estamos pensando en una posible comunidad lectora. Nos hemos encandilado en las apariencias de la exquisita sociedad de las letras, y olvidamos que, mientras mayor sea el número de personas que nos lean, mayor será la probabilidad de vivir de nuestro verdadero amor: la creación de historias que conmuevan.

Para nuestra fortuna, contamos con la gran experiencia del maestro Robert McKee, quien nos tiende la mano para salir del abismo de los espejismos. En su libro El guion, reflexiona acerca del noble oficio de la creación de historias. De igual manera nos proporciona teoría y práctica de la escritura creativa, así como innumerables ejemplos que sustentan el poder de las historias.

Amén del cúmulo de información proporcionada en su libro, hoy quiero compartir, a modo de decálogo, unas consideraciones primordiales del autor acerca del ejercicio de la escritura:

  1. Respeta a quienes te leen. Siempre. Nunca menosprecies su coeficiente intelectual, ni su capacidad para adelantarse al final de tu historia.
  2. Crea historias que entusiasmen a las personas de los cinco continentes.
  3. Conmueve a las personas con la pureza de las escenas dramatizadas. Evita explicaciones innecesarias.
  4. Cimienta mundos originales, a través de la singular elección del tema y una forma narrativa única.
  5. Concibe personajes e historias con minuciosidad. Solo así alcanzarás la excelencia.
  6. Diseña un texto narrativo bien hecho, según los principios del género literario por el que sientes atracción.
  7. Perfecciona tu arte combinando la teoría narrativa con la práctica constante de la escritura.
  8. Propón arquetipos, es decir, historias con experiencias humanas universales, vestidas de exposiciones únicas y culturas específicas.
  9. Escribe siempre con calidad insuperable. Te conoces bien. Sabes cuándo tu escritura es sublime y cuándo es un trabajo mediocre.
  10. Ama tus historias, pues son una extensión de tu amor hacia el lenguaje, lo dramático, las sensaciones, los sueños, la verdad, y las contradicciones de la vida. Tus historias son una extensión de tu amor hacia la humanidad.

En la medida que reflexionemos sobre este decálogo, y seamos fieles a los mundos que proponemos en nuestras historias, se amplían las posibilidades de vivir del noble ejercicio de la escritura.

En la siguiente entrega platicaremos acerca de la lectura de textos narrativos.

¡Nos leemos pronto!

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Fuente

McKee, R. (2015). El guión. Barcelona: Alba Editorial.

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